¿CÓMO SE LLEGÓ A ESTO?
Exigieron derechos, exigieron estado, exigieron medios, exigieron subsidios, exigieron gasto, exigieron ONGs, exigieron déficit, exigieron deuda, exigieron impuestos, exigieron leyes, exigieron estado, exigieron poder, exigieron redes, exigieron propiedades, exigieron empresas, exigieron fuerza, exigieron violencia, exigieron muertes, exigieron ruido, exigieron organismos internacionales, exigieron cerebros, exigieron vidas, exigieron familias, exigieron abortos, exigieron no reproducirse, exigieron comunidades, exigieron tiempo, exigieron académicos, exigieron sociedades, exigieron territorios, exigieron cuerpos, exigieron ideologías, exigieron gente sana, exigieron jóvenes, exigieron corazones, exigieron almas, exigieron libertades, lo extinguieron todo.
¿ES CALLAR LA VACUNA PARA ESTA ENFERMEDAD?
Quizá estar en silencio sea el método, hasta estar fuertes, hasta completar un ciclo de responsabilidades, hasta estar lesionados y ser invisibles, hasta poder ser responsables de verdad, hasta no depender del estado, hasta poder crear canales, hasta poder crear proyectos, hasta poder crear ingresos, hasta poder movilizarse, hasta generar excedentes, hasta poder pagar deudas, hasta poder innovar serialmente, hasta disruptir seriamente, hasta desarrollar tecnología global, hasta tener datos masivos, poseer redes, propiedad intelectual, marcas, audiencia, y tener masas saneadas en conciencia, cohesión, fe, universalismo, convicción, esperanza, fraternidad, vida, amor, y familia, hasta poder hablar con la vecindad, publicar sobre la nueva economía, avanzar seminalmente con el conocimiento, hacer las paces, dialogar interactivamente, movilizar voluntades de forma remota, conectar sentimientos, jugar con creatividad, cantar las ideas, entrevistar a la convivencia, cargar la santa cruz de la trascendencia, crear impacto, dar vida al ADN digital natural.
MANIFESTARSE VIRTUALMENTE
Frente a las exigencias, la fórmula usual de respuesta efectiva de lo viejo y establecido ha sido: “no hacer ruido”. Si ellos llamaban la atención, exigían su silencio. Si hablaban les investigaban y sacaban sus esqueletos del armario, agotándolos hasta la muerte con sus huestes virtuales de guerreros digitales, memes y acusaciones de odio.
Hablar se convirtió en odiar. La respuesta de lo viejo y establecido fue: “no hables”; el que huye vive. Soldado que sobrevive ileso sirve para otra batalla.
En todo esto terminó ocurriendo que murió lo conservador y la derecha y la izquierda se convirtieron en liberales.
Pero nada dura para siempre:
Los jóvenes de derecha se convirtieron en libertarios, y los jóvenes de izquierda los imitaron, creando el socialismo libertario, para que sus propios esqueletos en la puerta izquierda del armario no quedaran visibles.
Sin embargo, la imitación no funcionó esta vez: el virus necesitaba calle para reproducirse y visibilizarse. La vieja guerrilla que había sido reemplazada por la organización de células calle por calle se fue quedando con menor financiamiento del que requería para la compra y venta silenciosa de cualquier tipo de bien, lo más rentable, de modo de fondear los grupos de acción.
En ello, las instituciones mantuvieron el empleo de sus equipos de trabajo y avanzaron en hacer su trabajo en silencio, por cuidar el trabajo y para protegerse a la larga.
LA SALIDA PREVISTA
Llegada una pandemia mayor, que exigió cuarentena y uso de redes para comunicarse y crear una nueva economía, se adelantó la masificación de la cuarta revolución industrial.
Esa brecha de tiempo creó la oportunidad para la generación de transición, la que se salvó al quedar en silencio y al haber permanecido fuera de las exigencias, al no ser lo suficientemente joven como para emocionarse y hablar para convertirse en un zombie más, y al no ser lo suficientemente vieja como para tener fuerza para reinventarse y marcar una ruta basada en sus convicciones más íntimas de libertad real, como aquellas con las que creció en su adolescencia en los años 80.
IMPACT INVESTMENT Y LA GENERACIÓN X COMO VACUNA DESDE EL ADN@+
Es ese grupo el que hoy se manifiesta virtualmente en pro de la vida, CREA INVERSIONES DE IMPACTO, y se agrupa para ello en función de ese ADN hoy digital, ya en común, naturalmente desarrollado vía empresas en función de la recesión obligatoria de la pandemia.
El #ImpactInvestment es el espacio propicio para el trabajo del grupo de camellos junto al de los unicornios, los primeros: los capaces de sobrepasar la sequía y el desierto y dar con un oasis para seguir adelante hasta llegar a un nuevo país tras otro, ya no en avión, sino a bordo de los nuevos canales.
Los segundos, junto a los primeros, con la misma alegría con la que ellos, quizá sus padres, en su tiempo miraban pasar la revolución tecnológica frente a sus narices y se fascinaban por dirigir negocios que hoy pueden encumbrarlos, juntos, al morir los viejos negocios, y al tener la experiencia y la fuerza para saber cómo funcionan de verdad los mercados cuando hay escasez.
La economía zombie no puede durar, como las modas de derechos tampoco. Tarde o temprano los ciclos económicos exigen ceder el poder a quienes son capaces de en todo amar y servir de verdad, cubriendo los mercados de mejores prácticas y mejores precios, siendo competitivos y saliendo de la caja para crear verdadera disrupción.
La red une a quienes cargan su santa cruz y siguen su camino a través del diálogo, quienes aprovechan sus redes de contacto en lo público, privado, el tercer sector, la academia, la comunidad, los medios, los organismos internacionales y convocan a las masas silenciosas, para manifestarse virtualmente.
QUE VIVA EL ADN@+ Y LA ETERNA LIBERTAD!
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Fuentes:
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