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Una Semana tras Semana Santa...


Ver texto actualizado, al cierre, tras las dos citas siguientes:


"Comparto esta noticia en mis notas, por considerarla un hecho relevante para la vida y la superación de la crisis, en mucho generada por la falta de valores de fondo. Coincido con el Papa en que el vaciarse de uno mismo puede servirnos para llenarnos del otro y salvarnos, en resumen, como hermanos. Dios nos bendiga y nos llene de amor a todos en esta Pascua, Roberto" "CIUDAD DEL VATICANO, 8 ABR 2009 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa habló sobre la Semana Santa , "que para nosotros los cristianos -dijo- es la semana más importante del año y nos ofrece la oportunidad de vivir en profundidad los eventos centrales de la Redención, de revivir el misterio pascual, el gran misterio de la fe". El Santo Padre explicó que Jesús "no quiso usar su ser Dios, su dignidad gloriosa y su potencia como instrumento de triunfo y signo de distancia entre nosotros". "Por amor -continuó-, quiso "vaciarse de sí mismo" y hacerse nuestro hermano; por amor compartió nuestra condición, la de cada hombre y de cada mujer". Benedicto XVI señaló que la Misa del Crisma es como "un preludio al Triduo pascual, que comienza mañana". "En ella se renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la ordenación". Esta celebración "tiene este año un significado particular, pues es como una preparación al Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, y que se inaugurará el próximo día 19 de junio. En la Misa del Crisma "se bendicen el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagra el Crisma". En la misa del Jueves Santo por la tarde, llamada "in Coena Domini", "la Iglesia -recordó- conmemora la institución de la Eucaristía, el sacerdocio ministerial y el mandamiento nuevo -mandatum novum- de la caridad, dejado por Jesús a sus discípulos". Este día "constituye, por tanto, una invitación renovada a dar gracias a Dios por el don supremo de la Eucaristía, que hay que acoger con devoción y adorar con fe viva". El Papa afirmó que el Viernes Santo es el "día de la pasión y de la crucifixión del Señor. (...) La muerte de Cristo recuerda el dolor y los males que gravan sobre la humanidad de todos los tiempos: el peso aplastante de nuestro morir, el odio y la violencia que siguen ensangrentando la tierra. La pasión del Señor sigue estando presente en los sufrimientos de los seres humanos". "Si el Viernes Santo es un día lleno de tristeza -continuó-, también es un día muy propicio para reavivar nuestra fe, para consolidar nuestra esperanza y la valentía de llevar cada uno nuestra cruz con humildad, confianza y abandono en Dios, seguros de su apoyo y de su victoria". Benedicto XVI puso de relieve que "esta esperanza se alimenta en el gran silencio del Sábado Santo, en espera de la resurrección de Jesús". En este día, "la Iglesia vela en oración como María y junto a María, compartiendo sus mismos sentimientos de dolor y de confianza en Dios. Se recomienda justamente conservar durante toda la jornada un clima de recogimiento, que ayude a la meditación y a la reconciliación; se anima a los fieles a que se acerquen al sacramento de la Penitencia para poder participar renovados en las fiestas pascuales". Refiriéndose a la solemne Vigilia Pascual , "madre de todas las vigilias", Benedicto XVI recordó que en ella "se proclama la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y la Iglesia se alegra en el encuentro con su Señor. De este modo entramos en el clima de la Pascua de Resurrección". El Santo Padre concluyó invitando a los fieles a "entrar con la Virgen María en el Cenáculo, permaneciendo a los pies de la Cruz, velando idealmente junto a Cristo muerto, aguardando con esperanza el alba del día luminoso de la resurrección". (Cortesía de Alberto Dávila, CVX)"

Hoy estamos ya cerrando la semana de pascua, doce años después, tras una cuaresma, segunda, en cuarentena. La semana santa pasada fue extraña, por la novedad, pero la recién pasada fue ya conocida, y reconocible. Hemos orado todos con más solidaridad, y con mayor fuerza, tras el recogimiento de un año, que nos ha cambiado cada célula de nuestro cuerpo, tas un año de pandemia.


Como cada año, el viernes santo fue viernes santo, y el sábado fue un día de silencio con María, el Jueves fue día de recogimiento y recuerdo, y el Domingo fue día de pascua y alegría.


Hoy es ya viernes y sentimos las bendiciones posteriores a la semana de oración total tras una cuaresma de recogimiento en cuarentena.


Debemos seguir interiorizando. Necesitamos un minuto de silencio, muchos minutos de silencio, por todos los caídos, por los muchos caídos. Al mundo le hace falta muchísimo silencio. Que ese silencio empiece por la política y las redes, y que nuestra acción se sienta en los mercados y las familias, que son los elementos reales y de fondo.


Sigamos avanzando, que de esta salimos, resucitaremos, y como humanidad, seremos mejores.


Abrazos:


Roberto





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