Durante la semana se analizó y se ha concretado en América y el planeta la política de aplicación de una tercera dosis de vacuna frente al COVID19.
En función de estas determinaciones, y estudios realizados durante la semana pasada, se puede decir que el estándar recomendado no es el de tener 90 dosis disponibles por cada 100 habitantes, conforme era la media ponderada observada durante la semana pasada en el planeta, sino el lograr subir a 140 dosis disponibles por cada 100 habitantes, en función de la demanda y el requerimiento de la población y la situación:
Fuente: Sondeo de Líderes, Hexagon Group
Un sondeo entre líderes en contacto con ADN@+ mostraba que cerca del 50% de dichos líderes tiene, sin embargo, apenas una dosis, un 31% tiene dos dosis (habiendo entendido que no necesitaría más dosis futuras), 7% no ha recibido ninguna dosis aunque sí quiere vacunarse, 5% tiene 2 dosis y le habían informado ya que requeriría siguientes dosis futuras, 3% decía no saber responder, y apenas 2% tenía una situación de haber recibido una vacuna mono-dosis (sin requerir dosis futuras) ó 0 dosis por no querer vacunarse:
Fuente: Sondeo de Líderes, Hexagon Group (Julio-Agosto, 2021)
Las cifras presentadas hicieron un esfuerzo por representar principalmente a Ecuador, donde la discusión sobre la priorización de una 2da dosis, por sobre la entrega de una 1ra dosis ha iniciado esta semana, y donde la discusión sobre una 3ra dosis recién comienza.
Se aplicó en este sondeo un par de controles: Chile y Resto de América (sin Chile ni Ecuador). En el caso de Chile se observa cómo 1/3 de los líderes ya indicaban el saber que tras recibir sus dos dosis, requerirían siguientes dosis futuras (posiblemente no solo una tercera, según evolucione el virus, que podría tener comportamientos como el de la Influenza, en la cual se inocula anualmente a la población, debido a la mutación del virus).
En Chile, el 100% de líderes consultados, tiene ya dos dosis; de ellos, se tiene un 67% de personas que recibieron 2 dosis y hasta el momento del sondeo entendían que no requerirían una 3ra dosis, quedando 33% que -como se mencionó anteriormente- sabían que pronto requerirían una tercera dosis.
En el otro control, que incluye a México, Estados Unidos, Argentina, y Colombia, se observa la presencia de dos fenómenos adicionales: la presencia de 14% de personas con ninguna dosis aunque sí quiere vacunarse, y un 14% de personas con ninguna dosis porque no quiere vacunarse.
En el caso de Chile, la representación de líderes consultados por ADN@+ que no quisieran vacunarse es un porcentaje nulo, sabiendo que el sondeo tiene (por diseño) un nivel alto de error para Chile por ser solo un control en el estudio (5% de error para las variables de control y 2.5% de error para el grupo de interés principalmente Ecuador).
Se ha tomado Ecuador como caso de estudio regional, en función de varios trabajos de Hexagon Group que muestran que Ecuador es un buen modelo para predecir la situación y velocidad de cambio de la región (ver www.adnplus.co.uk), dada la velocidad reciente, con la que ha ido convergiendo al modelo de velocidad recientemente observada, en meses pasados, en Chile).
El sondeo presentado se puede ver como una media continental, con un pasado a seguir (Chile, Argentina y Estados Unidos), un presente de aceleración a imitar (Ecuador) y un futuro a resolver (otros países importantes rezagados, como México y Colombia).
Chile anunció durante la primera semana de Agosto que administrará una tercera dosis a los vacunados con Sinovac. La primera etapa de la campaña se iniciará el 11 de agosto y alcanzará a los mayores de 55 años. El gobierno de Sebastián Piñera no consideró el llamado de la OMS a suspender hasta septiembre los planes de aplicar dosis de refuerzo para poder reorientar esas dosis a países con muy baja tasa de vacunación, y esto se debe, según consultas realizadas con colegas líderes de Hexagon Group (China) a que la propia China ha ralentizado la exportación de SINOVAC, en atención a la preocupación que levanta en su propio país el avance de la variante Delta. De hecho, Chile ha anunciado junto a SINOVAC, el avance en las negociaciones para instalar una planta de producción en el país.
Ecuador, por su parte, ha anunciado que acelerará la aplicación de la segunda dosis, pero lucha en un momento en el cual la demanda del resto de países por vacunas se incrementa.
De hecho, se ha anunciado planes para seguir el ejemplo de Chile, e instalar plantas de laboratorios productores en su terreno, aprovechando la situación favorable que se ha creado con su cambio de políticas más proclives hacia la inversión extranjera directa.
En este sentido, una aplicación de terceras y posteriores dosis será viable, al tener plantas instaladas en su propio país, para abastecer la demanda, siendo un modelo que parece será el nuevo normal: vacunarse anualmente frente a nuevas variantes de Influenza, COVID, y otros virus, para evitar pandemias y sus hoy ya conocidos, pero siempre alertados riesgos sociales, económicos y políticos.
El pasado en Chile muestra el camino, el presente en Ecuador sigue dicho camino, y la situación regional va por ese camino:
Estos datos, conforme se llega a tener riesgos por variantes cambian, y según se va cubriendo a la población igualmente.
En todo caso, vale la pena mirar este artículo publicado en El Mostrador, hace una semana, reportando más que un sondeo (como el hecho y reportado arriba) una encuesta científica de la academia:
Lo reproducimos a plenitud aquí:
"Un reciente estudio elaborado por investigadores e investigadoras de la Universidad Autónoma de Chile, Universidad de Santiago y Universidad Austral buscó comprender los factores que determinarían la disposición a vacunarse en la población.
A través de una encuesta aplicada a 827 personas, 59% de la Región Metropolitana y un 41% de otras regiones, se analizaron distintos factores socioeconómicos, conocimiento sobre la vacuna, percepción de riesgos, percepción sobre las vías de información, entre otros. Del total de encuestados, 67% corresponde a mujeres y 33% a hombres. De ellos un 28% corresponde al tramo de edad entre 18 y 29 años, 67% entre 30 y 59 años y un 5% a mayores de 59 años.
“Se sabe que los factores que influyen en que una persona se vacune o no pueden ser muy diversos. Este estudio, en particular, se ha focalizado en comprender el rol que cumple la confianza sobre quien entrega la información respecto de la vacunación, por ejemplo, desde científicos, políticos, etc. e identificar las vías desde las cuales se recibe información. Se ha abordado también la percepción sobre el riesgo de contagio del Covid”, comenta Loreto Fuenzalida, viróloga de la Universidad Autónoma de Chile y quien lidera el estudio.
Entre los principales resultados preliminares del estudio se destaca que, un 92% de quienes responden tienen mucha-bastante confianza en la información sobre las vacunas aportada por científicos, un 80% por el Colegio Médico, un 76% ISP, un 73% la OMS, pero dicha confianza disminuye en el caso del Ministerio de Salud (47%), políticos (14%) y líderes religiosos (10%).
Asimismo, el estudio evidenció que un 84% de los encuestados está vacunado, un 3% no se vacunará y un 4% no sabe aún si lo hará. Del total de encuestados, el 88% no se ha enfermado de Covid-19 y un 61% cree poco o nada probable enfermarse de Covid-19, esto pese a que no hay estudios que avalen que la vacuna de Sinovac evite (al 100%) el contagio por SARS-CoV-2.
Cabe destacar que respecto de las medidas de prevención en general las estrategias planteadas para prevenir COVID-19, como el uso de mascarilla, el lavado de manos, distancia física, cuarentenas, etc, son percibidas como efectivas.
Un 90% de los encuestados considera muy-bastante efectivo el uso de mascarilla para prevenir Covid-19, un 95% lo cree para el lavado de manos, un 92% para distancia social, un 74% para el uso de residencia sanitaria, un 63% para vacunación y un 55% para cuarentenas.
Tercera dosis y vacunación en menores de edad
Respecto a la posibilidad de una tercera dosis de vacuna, la mayoría de las personas encuestadas respondió que está dispuesto a recibirla (87%), mientras que un 13% dice que no o no sabe.
Además existe una aceptación generalizada a vacunar a personas menores de 16 años. Ante la pregunta "Si se aprueba el uso de la vacuna contra Covid-19 en menores de 16 años ¿Usted vacunaría a sus hijos?", un 62% respondió “definitivamente sí”, 26% “quizá sí”, y empatan en un 6% las opciones “definitivamente no” y “probablemente no”.
En el caso hipotético que hubiera que pagar por la vacuna contra COVID-19, disminuye la aceptación de la población a inocularse. El 31% de las personas respondió que no o no sabe si se vacunaría si es que tuviese que pagar por la vacuna, siendo este un punto crítico a considerar. En tanto, un 69% dijo que sí lo haría, aunque tuviera que pagar.
Información sobre vacunas
Otro de los factores que analizó este estudio es el nivel de conocimiento y confianza que existe en las vacunas. Al respecto, la mayoría de los encuestados reporta mayor información sobre las vacunas Sinovac y Pfizer, en comparación con las otras vacunas aplicadas en Chile. Del mismo modo, estas mismas concentran mayor confianza en comparación a las demás.
Por otra parte, un 35% de las personas encuestadas señaló que se siente muy o bastante preocupada por los efectos secundarios de las vacunas. Cuestión que podría explicar, en parte, las actuales reticencias a la vacunación.
Finalmente, la Dra. Fuenzalida, explica que el estudio busca “ofrecer recomendaciones para enfrentar procesos de vacunación actuales y futuros de la mejor manera, puesto que se requiere considerar “la confianza” en la vacuna y los procesos relativos de manera de fortalecer las estrategias de vacunación y el incremento en la confianza de la población en estas”."
Los estudios académicos de encuesta a población coinciden con el sondeo de líderes realizado por ADN@+. La estrategia recomendada, en función de investigación y consultas, en este caso es la siguiente:
Para recoger un 77% de la varianza observada en la llegada a comunidades remotas, hay que partir de un 20% de acciones libres que tomarán dichas comunidades para procurarse la correspondiente vacunación; hay que mejorar la comunicación y resolver su antítesis (incomunicación), mantener el auto-cuidado en el hogar (necesario pero no suficiente), y sobre todo, organizar a las familias y los barrios, pues son estos dos últimos, aquellos que entregarán un 50% de solución en términos de aceleración del proceso, para llegar a cubrir las zonas en más déficit de inoculación.
Comments