
El segundo debate presidencial entre Daniel Noboa y Luisa González, celebrado el 21 de marzo de 2025, no logró ser ni un acto revolucionario en ideas ni verdaderamente ciudadano en forma. A pesar de ser un evento esperado por el electorado, lo que se vio en pantalla fue una puesta en escena marcada por ataques, evasiones, teatralidades y un espectáculo que reflejó más las falencias del presente político que la construcción del futuro nacional. A continuación, cinco ideas clave que resumen el evento, con datos y referencias, y que permiten llegar a cinco conclusiones relevantes para el análisis político ecuatoriano.
1. Un debate con más acusaciones que propuestas
El evento tuvo una duración aproximada de 2 horas y 15 minutos y se transmitió por la señal nacional y plataformas digitales, registrando una audiencia importante pero no masiva en términos regionales. Según Primicias (“Segundo debate presidencial: más ataques que propuestas”, 22/03/2025, link), el tono general del encuentro fue beligerante, con constantes interrupciones, acusaciones personales y escasa claridad programática. El enfoque no fue explicar planes de gobierno ni aclarar cómo enfrentar los desafíos de seguridad, economía o educación, sino golpear al adversario.
Conclusión 1: No fue un debate ciudadano, sino un duelo de acusaciones. Las propuestas quedaron relegadas a los márgenes.
2. Las mentiras y la “involución” disfrazada de revolución
Durante el encuentro, Luisa González repitió el eslogan de “revolución ciudadana”, pero sin respaldarlo con evidencia concreta ni con ideas nuevas. Peor aún, volvió a emitir afirmaciones desacreditadas anteriormente. Ecuador Chequea confirmó que la candidata tergiversó cifras sobre pobreza y empleo (Ecuador Chequea - “Mentiras y verdades en el debate”, 22/03/2025, link). La narrativa fue una evocación nostálgica de un pasado idealizado que, en la práctica, no corresponde a los indicadores actuales.
Conclusión 2: Lo que se presentó como revolución fue, en realidad, una involución discursiva que abusó del recurso de repetir mentiras como si fueran verdades.
3. Ad hominem, falacias y la victoria del estilo sobrio
La estrategia discursiva de González consistió en recurrir constantemente a falacias como straw man (caricaturizar al oponente para debilitarlo) y ad absurdum (llevar los argumentos del rival al extremo para desacreditarlos). En contraste, Daniel Noboa se mostró sobrio y paciente, soportando provocaciones sin perder el control. Esto fue reconocido incluso por medios que no le son afines, como Plan V (“Noboa: firme y sin despeinarse; Luisa: agresiva y desbordada”, 22/03/2025, link).
Conclusión 3: Daniel Noboa ganó el debate no por la contundencia de sus propuestas, sino por su temple. Su calma, aguante y control del escenario le dieron ventaja frente a la actitud a la defensiva y emocional de su contrincante.
4. Falta de cifras y respuestas claras, frente a una audiencia que quizá fue subestimada
González evitó responder varias preguntas con cifras o planes. Aunque podría asumirse que lo hizo por considerar que la audiencia no valoraría datos técnicos, esa presunción contrasta con los datos del BID que sitúan al Ecuador con un nivel educativo promedio mayor que el de países vecinos como Perú o Bolivia en educación secundaria (BID - “Panorama Educativo 2024”, link). El debate fue visto por más de 4 millones de personas en su primer tramo, un récord para Ecuador (El Universo – “Audiencia del segundo debate superó los 4 millones”, 22/03/2025, link).
Esto sugiere que hubo interés genuino en escuchar propuestas, y que la oposición subestimó esa expectativa, eligiendo la confrontación vacía.
Conclusión 4: La falta de respuestas y la elección del ataque sobre el argumento puede haberle costado a González la conexión con una ciudadanía que no fue tan fácilmente manipulable. El caso “Luisa Desdolariza”, originado desde su propio partido, la obligó a la defensiva, generando un punto de inflexión negativo.
5. La “Rana René” como metáfora del cansancio político
Una de las frases más comentadas del debate fue cuando Luisa González, en medio de una arremetida contra su contrincante, admitió que había sido apodada “la Rana René”. Lejos de tomarlo como un insulto o de resignificarlo positivamente, lo aceptó con resignación. Este gesto, más allá de su anécdota, dejó entrever un desgaste emocional y simbólico que la dejó sin piso político para reclamar con fuerza la presidencia. GK Ciudadanía analizó que esta admisión fue un error táctico y estratégico (“La rana y la revolución sin energía”, 23/03/2025, link).
Conclusión 5: Aceptar apodos sin resignificarlos, como hizo González con “Rana René”, reflejó fatiga, pérdida de eje, y desánimo político, debilitando su imagen de liderazgo.
Epílogo: Revolucionar la política con verdad, desde el ADN@+
Lo que necesita Ecuador no es más teatralidad, ni más ataques personales, ni menos verdad. Lo que hace falta es una revolución verdadera: una que parta de la honestidad intelectual, la ética política y el respeto por una ciudadanía que sí está dispuesta a escuchar y comprender.
Los medios internacionales observan lo que ocurre. Y lo que se vio en este debate fue más bien motivo de preocupación que de admiración. Si queremos que se respete a Ecuador en el concierto de las naciones democráticas, el camino no es la victimización ni la agresividad, sino el retorno a lo esencial: la verdad como fundamento, y lo ciudadano como horizonte.
Quizá el proceso político ecuatoriano tenga algo que aprender del proceso futbolístico nacional. En el pasado decíamos que jugábamos como nunca y perdíamos como siempre. Pero eso cambió cuando empezamos a formar a los más talentosos, a elegir a los más fuertes, a educar a los nuevos representantes del juego en todas sus posiciones: desde el arco hasta el gol, pasando por la mitad de la cancha. Así como se renovó la selección, se debería renovar la política: desde la izquierda, pasando por el centro, hasta la derecha.
Sí, lo podemos hacer. No como una revolución deportiva, sino como una revolución verdaderamente ciudadana. Desde nuestro ADN@+, eterno y positivo, siempre.