ROBERTO SALAZAR, ADN@+
Hoy Sábado, tuve la oportunidad de tener una conversación muy fluida, muy personal, con cinco queridos amigos sobre sus experiencias de pandemia en Londres, Amberes, Kosovo, Amsterdam, Italia, Sudáfrica, Seúl en Corea del Sur, Santiago de Chile, Quito y Guayaquil, Ecuador. Un punto que todos vimos transversalmente, es la sed de libertad que se respira en la humanidad.
Dos de ellos razonaban como economistas europeos, holandeses en particular, mirando no solo lo familiar, sino sus trabajos en el sector público y privado nacional e internacional de sus países de origen y de residencia.
Las perspectivas económicas de cómo están reaccionando los gobiernos y la desigualdad que está generando la cuarentena no son triviales. Los datos que conversamos son complejos, y más allá de mencionarlos en lo cuantitativo, sorprenden en lo cualitativo: la macro-economía se está alejando de la micro, y se observa que los mercados de capitales van recuperándose muy aceleradamente, mientras los mercados de trabajo van muy lento.
PERDIENDO LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD, JUNTAS
No solo se pierde la libertad; se está destruyendo la clase media: tensionando la cuerda y creando una dinámica compleja, en la cual se depende demasiado del gobierno y se mira cómo la libertad y la igualdad se nos escapan juntas de las manos de todos, no solo en lo económico o político, sino en lo mental y en el espíritu de las sociedades.
La sed de las personas por salir, casi desesperadamente a la calle, a los bares, a visitar a las familias, a los amigos, en todos los continentes y países observados por este grupo de queridos amigos, muy valiosos, se mostraba en las variables de fondo que en estos momentos de la pandemia no son ya las del manejo de crisis que se tuvo que priorizar en semestres pasados, o las de la recuperación macro, como se ha venido dando en el semestre que termina ya, sino las de la sed de recuperación de la libertad y las del hambre de recuperar la igualdad de oportunidades: ambas se están perdiendo aceleradamente, notoria y tristemente.
SALIENDO ADELANTE
Tres de quienes conversamos hoy somos economistas, pero los restantes tres son expertos en negocios globales: inversiones, sostenibilidad y cambio. Habíamos quedado en conversar hoy sobre cómo van las familias y cómo miran sus perspectivas de vida y negocios en medio de la pandemia. Los segundos aportaron mucho en dicho sentido.
Nuestra conversación fue a primera hora de hoy y la grabamos de mutuo acuerdo, para poder mirarla luego de algunas otras reuniones que cada uno tendría este fin de semana.
En mi caso, debería esperar a la maduración final del día, pues se cruzaron dos reuniones intensas antes de poder llegar a la hora de almuerzo, y antes de poder abrir tiempo para la tarea favoriba de hacer el jardín en las horas de la tarde de este maravilloso Otoño de Santiago, casi con un clima Quiteño perfecto, ideal para ver alguna que otra película que tenía planeada, además de atender temas familiares varios.
Me dí cuenta de que lo que yo hice hoy fue un lujo extremo. Un amigo que vive en Nueva Delhi y está dedicado a temas mineros y financieros me decía que la próxima semana debemos reunirnos, porque ellos allá están trabajando los días Sábados normalmente, no solo horas o a distancia, en su industria, sino a tiempo completo y sin descanso; solo les queda el Domingo, en medio de un país que tiene cifras realmente complicadas, a pesar de haber sido uno de los que más creció en lo macro, y a pesar de poseer una de las mayores capacidades industriales para producir vacunas.
Tras completar mi agenda "lujosa" de ocio y "planificación" del día, pude terminar de mirar la grabación de mi conversación con amigos, y la he sentido como un momento de vida e introspección, haciendo un par de paradas, incluso, para hacer algo de oración de agradecimiento y petición.
Muchos tenemos el tiempo para escribir, o para leer; muchos poseemos energía o capacidad de descansar; algunos tenemos el soporte de una sociedad organizada e instituciones libres, y en general también contamos con contención en nuestros espacios cercanos, para no enloquecer, o para sentir que esto que vivimos no nos dejará huellas demasiado mortales. Digo "demasiado", porque la muerte ha estado demasiado cerca, y muchos la hemos tenido en nuestras familias o amigos muy cercanos, ya sea con la parca misma llevándosenos a seres queridos, o vigilándonos de cerca día y noche, por demasiado tiempo.
Confieso que frente a estos sobrecogedores pensamientos que me surgieron al pensar en la realidad del mundo, desde una visión tan humana como la del miedo y la sed de protección, mezclada con la racionalidad y el anhelo de libertad y de igualdad, tuve que cambiar un poco el plan del día, y en lugar de ver un par de películas, se me cruzó un video que no pude dejar de verlo: necesitaba escuchar a un filósofo, abogado y profesor chileno que hace rato viene hablando bien sobre la lógica del poder recuperar el pensamiento de lo fatal.
Vivimos en una sociedad global que no es capaz de saber que los escenarios van a estar todos mal, y que hay que tomar cursos de acción seleccionando una lista corta de dos o tres de los escenarios que podemos calificar como el "menos malo", hasta llegar a lo menos, menos malo...
Lo que vivimos es algo así: los encierros son malos, pero son menos malos que la muerte; la depresión económica es mala, pero es menos mala que la depresión que tendríamos si la muerte funcionara como funcionaba hoy la podadora de césped de la casa, segando y segando, todo pedacito de césped que saliera hacia arriba por fuera de la media de altura dable para que pueda crecer el césped sin "acolchonarse".
PARA NO "ACOLCHONARSE"...
Ese término de jardinería chilena debía compartirlo en este post, pues me parece clave para entender lo que representa la pérdida conjunta de libertad e igualdad.
Quizá el acostumbrarse a que el estado haga todo, sea un perder la libertad de ser uno mismo, y la igualdad de oportunidades de ser la mejor versión de nosotros mismos.
Esa sed fue la que observé en la mañana, tras nuestra conversación de a 6: tres economistas y tres personas de negocios; los unos pensando en lo social desde el mercado, y los otros pensando en el mercado y las sociedades.
La libertad de empresa y la igualdad de oportunidades para emprender y mantenerse son cosas que van mucho más allá de lo que uno piensa mientras corta el césped y riega... La libertad es Vida que se nos presenta y crece libre hasta que le llega la hora de la igualdad...
NO PERDERNOS POR NO SABER PERDER
Tres ideas en el sentido de encontrarnos para caminar juntos:
Los tres economistas (contando conmigo) y los tres líderes de negocios que hablábamos hoy mirábamos cómo se pierde la libertad y la igualdad, y cómo, finalmente, el punto en común entre el video publicado, con la entrevista a Axel Kaiser (1), sobre lo que vivimos en Chile, y lo observan nuestros amigos en América, Europa, Africa y Asia, nos enseña: la necesidad de no perdernos por no saber perder.
La libertad se recuperará; la igualdad también. Que no nos dejemos vencer por la falta de milagros económicos, pues todos somos testigos, a diario, de milagros de amor, como los que hemos conversado también con los amigos economistas y seres de negocios: el milagro de poder conversar, de poder comunicarnos, estemos donde estemos; el milagro de poder comer "haciendo milagros" nosotros mismos, o el milagro de poder trabajar, "milagrosamente", comparado otros países, o finalmente, el milagro de poder tener algo de ocio, como lo estamos teniendo también, para pasar en nuestros espacios de refugio, esperando que termine esta guerra biológica declarada por un virus al que como humanidad, como en el pasado, venceremos, o moriremos en el intento, no sin antes saber que amamos hasta las últimas consecuencias.
Ánimo, que la libertad y la igualdad se recuperarán; fuerza, que la amistad y el amor renacerán como ave fénix y como la humanidad misma, desde las garras del COVID19.
Bendiciones, desde nuestro más profundo ADN@+, ese que nos permite dialogar y tomarnos un trago virtual a la distancia para decir, merecidamente, en un Sábado, la mejor palabra de todas en estos días: Salud!
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