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LIBERTAD VS INEQUIDAD POLÍTICA

Actualizado: 20 sept 2020




En estos días es cuando más anhelamos libertad. La inequidad política crea hambre y las diferencias en los sueldos que ganan los políticos frente a los ciudadanos nos quitan espacios de desarrollo libre, nos restan ingresos a las familias, y menoscaban la paridad en el poder de compra. Si un grito de independencia debemos dar es el rechazo a la inequidad política formada por la brecha entre lo que gana un político y lo que gana un ciudadano, entre lo que causan dichas brechas y lo que cuestan social, económica y políticamente las mismas. Viva la Libertad es el grito: hoy como en los 1800s, y siempre como en primavera y un septiembre 18/20.




ADN@+ y el Índice ADN- de brecha de ingresos entre el ciudadano promedio y los políticos



 


¿PUEDE UN POLÍTICO SER 6 VECES MÁS PRODUCTIVO QUE UN CIUDADANO?

Quizá: sí y solo si tiene tecnología...



Roberto Salazar

ADN@+

18 de Septiembre, 2020

Santiago de Chile

Inequidad política: el sueldo mensual de un legislador medio es de 6 a 11 veces el sueldo de un ciudadano medio.

Introducción

ADN@+ ha preparado el Índice ADN- de "Inequidad Política", estudiando para ello 29 estados. De ellos, el 62% son naciones latinoamericanas (18 países).

En dólares comparables se observa que un legislador gana al mes de 0 a 4 veces lo que gana un ciudadano promedio al año.


Hablamos así, de una brecha por "Inequidad Política" observada en 29 países cuyo rango mes a mes fluctúa entre 0 a casi 50 veces. Los de 0 son países comunistas, los de 50 son países pobres.



¿Cuánta Inequidad Política es Aceptable?

Dentro del rango mes a mes, de 0 a 50, en la media de las relaciones en los 29 países estudiados, un legislador ganaría 11 veces lo que ganan sus ciudadanos.


¿Si Usted fuera Robinson Crusoe y Viernes fuera su legislador: recorrería Usted la isla para recoger doce cocos, quedarse con uno al final del día y pasarle los once restantes a Viernes?


Ciertamente, eso es aquello a lo que nos referimos en ADN@+ cuando hemos calculado y presentado el Índice Medio de Inequidad Política "ADN-" (algo opuesto al ADN tecnológico y positivo que impulsamos día a día desde "Politics´ Pub).



Viejas Soluciones No Aceptables


Una solución alternativa que provee la data estudiada frente a la inequidad política figurada usando el viejo ejemplo de Robinson Crusoe es la comunista.


En ella, el asambleísta Viernes no recibiría nada por su actividad redactora (Cuba y Venezuela lo hacen así) según se ha consultado en los sitios de los parlamentos del pueblo y los reportes oficiales pertinentes "castro-chavistas".


En dichos países, donde la ideología reina, la inequidad política es inexistente, aunque claro, el hambre o los bajos ingresos son generales.


Otra solución polarmente alternativa donde un personaje manda por sobre los demás, es la alternativa populista, en la cual el asambleísta Viernes se ha presentado a un iletrado Robinson Crusoe y le ha convencido que es un redentor, haciéndole que recoja entre 39 a 48 cocos, se quede con 1 y le ofrende los 38 a 47 restantes, como ocurre en Haití o Tanzania, según se verá más adelante (ver tablas y gráficos más abajo).


En dichos países, no solo la inequidad política es máxima, sino que como veremos más adelante, hay hambre y otros problemas de insostenibilidad en general.



Algo de Econometría


Dejando los extremos atrás y mirando un poco la econometría y las tendencias centrales del caso, conviene revisar primero las estadísticas descriptivas correspondientes y testear si la media entre países -en la muestra- es una medida más adecuada para encontrar puntos de referencia y comparación más razonables (evitando en la medida de lo técnicamente aceptable) las soluciones polares antes ejemplificadas.


Para este estudio se ha partido de un muestreo no aleatorio (modo beta del índice) en 29 países de conveniencia para el estudio en el orbe (países en los que el equipo investigador ha tenido interacción o interés de aceleración de inversiones de impacto público, privado y/o comunitario por su trabajo de desarrollo de herramientas de mediación para crear políticas concertadas para generar proyectos comunes generadores de bienestar sostenible).


Para evitar una regresión espuria se ha consultado virtualmente con expertos y autoridades de estado, empresas y comunidades, más otros líderes de la academia y medios, ongs y sociedad civil, así como a especialistas de organismos internacionales varios, todos con experiencia en uno o más de los 29 países seleccionados para el estudio.


Tras recolectar la data y validarla con dichos técnicos y líderes, se ha realizado una regresión útil para sopesar sin datos y modelos extremos (análisis con y sin "outliers") y extrapolar relaciones causa-efecto sin afectar la calidad del índice por sesgos que se han identificado como casos extremos: Cuba y Venezuela, Tanzania y Haití.


A continuación mostramos por qué los extremos de la inequidad política deben excluirse:



Elaboración: Roberto Salazar. Fuentes: ADN@+ / Hexagon Group




Dejando atrás la media de 11 a 1, se puede observar que la relación de mejor ajuste equivale a 6 a 1. El número 6 se obtiene invirtiendo la fracción formada al dividir los 12 (meses) para 1,8965, que es a su vez el estimador obtenido como la relación entre el PIB per cápita anual en paridad de poder de compra (dólares PPP) vs el sueldo mensual del político también en dólares PPP.


El hallazgo previo muestra que para el Índice ADN- no es lo más adecuado trabajar con una muestra de 29 países que entregan una media de 11 a 1 (obtenida estadísticamente) sino que se debe seleccionar, con base en el criterio de expertos consultados, una muestra más pequeña pero igualmente comparable e incluso con mejor calidad media como la de 6 veces a 1 (obtenida econométricamente).


Tras este análisis, el núcleo de países dentro de los cuales se sugiere comparar funcionará de mejor manera al excluir los casos extremos no solo de Tanzania y Haití, sino también de Ghana, Honduras, y Sudáfrica, donde la relación supera 20 a 1, y genera un sesgo excesivo, que reduce la calidad del ajuste econométrico en la relación entre salarios de políticos y salarios de ciudadanos.


Para los fines pertinentes, y dado que el interés es comparar modelos dentro de la región, no se ha excluido la data de Venezuela o Cuba, donde la relación es nula, quedando la muestra reducida a países, dentro de los 29 originales, que van desde más de cero hasta menos de 20 veces en su índice de inequidad política.

Así, en la media corregida vía regresión, un ingreso político mensual promedio parece ser de 6 veces el ingreso ciudadano mensual.


Con todo lo dicho, igual y todavía, la inequidad política "nuclear" sin extremos tampoco parece ser aún razonable, pues implicaría que Robinson Crusoe debe trabajar 12 horas y solo puede apropiarse del fruto de 2 horas de dicho trabajo, o lo que es lo mismo, debe trabajar de enero a diciembre y solo puede disfrutar de sueldo durante enero y diciembre.



¿Qué Otras Alternativas o Modelos son Mejores?


Redondeando por órdenes de magnitud los 11 y los 6 sueldos obtenidos con los promedios simple y nuclear, se podría decir que un político legislador puede estar ganando en un congreso o en una asamblea, como legislador o como constituyente, mes por mes, el equivalente a 1 año o 1/2 año de sueldos mensuales de un ciudadano promedio de su país.

Una vez establecido esto, la pregunta es: ¿Cómo salir de esta inequidad política mostrada por el Índice "ADN-"?


Para hacerlo, conviene observar la cifra de los países más desarrollados en la tabla siguiente (abajo).


Conforme a la siguiente tabla, en los países desarrollados se llega a una relación de 2 a 1, comparando ya directamente mes a mes (sin necesidad de invertir la fracción y tomando ya en cuenta ingreso mensual vs sueldo mensual):




Para lo que viene del análisis es fundamental mirar con toda la atención la tabla. Le invitamos a leer esta tabla con atención a los detalles allí contenidos: los semáforos, las barras y sus colores, los lunares indicativos y las estrellas descriptivas de relevancia.


Según todo lo anterior, China, Reino Unido y Suecia, siempre corrigiendo por paridad de poder de compra, muestran un modelo a seguir, conforme a la síntesis entregada por el cuadro superior (que relaciona toda la información recolectada y permite analizar tendencias con base al método científico básico: la observación).

La data observada permitió dialogar con expertos de los países y en función de dichos diálogos crear varias hipótesis que fueron luego testeados científicamente con análisis de regresión comparables con el presentado previamente.


Por no ser este un documento académico, sino de discusión ciudadana, no se presenta aquí los análisis con correcciones por problemas típicos de autocorrelación o heteroscedasticidad, pero se ha hecho un trabajo de control de la data para asegurar calidad analítica.; a futuro, sin embargo, queda por verse cómo se comportará la data al estructurarse como un panel de países a ser observados a través del tiempo (por ahora nos quedamos en modo beta).


Tras la discusión previa, el Índice ADN- queda ordenando en lo cuantitativo y lo cualitativo (conocimiento de los países) para ser ordenando en un rango de mayor a menor inequidad política, lo que permite posicionar valores de forma conveniente para desarrollar nuevas regresiones que entreguen, como se mostrará más adelante en este artículo, un estimador lineal insesgado optimizado entre las dos variables graficadas y otras que se reportarán enseguida.



Rango: 0 a 20


Sin tener dinámicas por ahora, parece razonable pensar que no se puede tender hacia límites iguales o superiores a 20, aunque por razones cualitativas, se mantiene todavía los valores nulos en el Índice ADN-.


Se ha mantenido los valores nulos debido a que no se puede esperar corregir de la noche a la mañana la inequidad política suprimiendo realidades con revoluciones o cambios legislativos o constitucionales como los observados en las últimas décadas en la región, mismos que la han llevado hacia equilibrios como los de los países que aún siendo "outliers" (cuantitativos) no deben ser excluidos (cualitativa y técnicamente) de la muestra, quedándonos en el debate entre los siguientes países:




Al correr el índice de 0 a 19, se tiene 20 posiciones no nulas que pueden correr de 1 a 20, si se añade un punto base. En las escalas de 1 a 20 usualmente un nivel de 15 en adelante muestra suficiencia en el indicador. De este modo, El Salvador, Colombia, Bolivia y Nicaragua (este último con 20/20 en inequidad política) serían los países con mayor nivel de brecha salarial política vs ciudadana en la región.


Ecuador, con 11 (nota de 12/20) estaría en la media estadística de los 29 países (incluyendo a los extremos), lo cual la colocaría cerca de llegar al umbral de 15/20. Costa Rica con 6 (nota de 7/20) estaría en la media econométrica.


El resto de países de la región y otros continentes, estarían en niveles de no inequidad política suficiente, pero en riesgo de caer en la misma y sus efectos, principalmente si llegan a caer en situación de hambre, como se mostrará en los siguientes modelos econométricos que se presentan a continuación.



HAMBRE: No mirar hacia lo Nulo y sí hacia lo Econométrico


Si se compara las dos tablas presentadas, la primera incluye a seis países ajenos al núcleo del análisis, siendo Ecuador el país pivote; la segunda excluye a dichos países ajenos y tiene a Chile, Costa Rica y México como países pivote en América del Sur, Centro-América y América del Norte.


Este hallazgo, al mantener varias consistencias cualitativas nos permite explotar aún más la data y nos anima a pasar a analizar un segundo ratio en el que nos interesa estudiar algunas posibles dinámicas, como por ejemplo, aquella en la que el resultado de la Inequidad Política está alimentado por una variable social de fondo en todo tiempo: el Hambre.


Una lectura rápida desde lo social podría hacer pensar que la Inequidad Política puede llevar al Hambre. Al consultar a los expertos se ha determinado que dicha relación causa efecto deber ser inversa para no ser espuria.


Los expertos académicos consultados sugirieron invertir el análisis social y hacerlo político, para entonces llevarlo a términos de juegos económicos, donde hay modelos varios que muestran que es más bien el Hambre la variable que lleva a buscar soluciones de masas, causando, entonces, la Inequidad Política como un resultado.


Veamos el ajuste del modelo de dicho modo:




Elaboración: Roberto Salazar. Fuentes: ADN@+ / Hexagon Group



El Hambre Lleva a Tolerar y Construir Inequidad Política


Como se puede observar en la ecuación bivariada graficada arriba, hay una ecuación compleja que debe simplificarse excluyendo algunos extremos de alto nivel de hambre, posiblemente.


Una simple observación de la gráfica permite plantear la hipótesis de que el ajuste podría ser mejor si se selecciona para el Índice ADN- solamente a países donde el hambre es menor.


Excluir países con mucha hambre permitiría tener un modelo econométricamente más "elegante" (con menos parámetros).


El problema técnico, político y social del hambre es que desdencadena efectos de idas y vueltas, de subida y bajada, de segundo, tercer y hasta cuarto orden, generándose gráficamente un ir y venir que oscurece la identificación de soluciones.


Otra hipótesis que se puede generar al observar el resultado en la regresión superior, es que excluyendo los países con más hambre se puede tener una relación más directa y más lineal entre el hambre y la inequidad política, lo cual puede facilitar el diálogo de proporciones para trabajar acuerdos cuando se acuda a construir alianzas con las autoridades públicas, privadas, comunitarias, y de otras instituciones que pueden jugar un rol como fuentes de solución de problemas que pueden corregirse con vías no extremas, sino con políticas cohesionadoras como las adoptadas en países que pasan menos hambre.



Cuidar la Democracia


La literatura y los expertos concordaron con la hipótesis de que cuidar de no dejar progresar el hambre puede conducir a cuidar de mejor forma la democracia. Las tablas anteriores mostraban países en los cuales hay una desproporción entre inequidad política y hambre observada por país.


La experiencia internacional en terreno obtenida en los últimos años (a nivel de diversos continentes) por el equipo investigador permitió repensar la regresión, bajo una hipótesis de cuidado de la democracia a través de la protección social.


Hay países en los que se cuida a la vez de lo social, de lo económico y con ello se cuida mejor lo político, viabilizando diálogos y mediaciones que al ser realizados muestran cómo se puede acelerar inversiones al solventar conflictos mediante el uso de tecnología para la mediación de políticas y la creación de espacios de acuerdo en torno a proyectos y hojas de ruta de asocio y alianza.



Cuidar la Paz


La paz no entra en esta modelación, pero la experiencia de diálogo del equipo investigador permitió realizar una especificación útil incluso para países donde es posible dialogar a pesarde haber pasado recientemente por delicadas revueltas e incluso guerras, desconexión y caos, así como también por procesos de cohesión y búsqueda de "hambre cero".


Hay países que han terminado con procesos políticos en los cuales se ha acudido finalmente a las armas en forma velada o efectiva, como solución perentoria, como Ghana, Sudáfrica, Brasil y Colombia, donde la inequidad política ha tenido que dar paso a procesos de paz, con líderes que han logrado bajar la conflictividad histórica, pero donde aún así, hoy por hoy, se alcanza niveles de inequidad política que son de 4 a 1 frente a la cantidad de personas que pasan hambre en dichos países.


Lo normal sería que habiendo una correlación de 74% estudiada entre la inequidad política y el hambre, se tuviera relaciones de 2 a 1 aproximadamente entre Inequidad Política y Hambre, lo cual se cumple (doble de inequidad política vs hambre) en países como Uruguay, Corea, Chile, El Salvador, Honduras y Tanzania, países estos últimos, que hoy por hoy solo multiplilcan por dos su hambre observada para estimar su inequidad política cuantificada.



Países Modelo


Se puede pensar, ya en términos de análisis sencillo y "elegante" que sería ideal en términos comunicacionales hacia autoridades y líderes sociales, decirles que un país "modelo" o al menos "equilibrado" sería aquél en el cual la inequidad política y el hambre sean ambos bajos, o al menos, estén en una relación de 1 a 1.


Países que sufren por igual desigualdad política que hambre son Suecia, Reino Unido, Australia, Austria, Estados Unidos, Argentina, México, Costa Rica, Paraguay, Perú, República Dominicana, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Haití, claro, unos con menos hambre y otros con mucha más hambre.

Países con relación nula entre desigualdad política y hambre son Cuba, Venezuela y China, claro, porque la desigualdad política es casi nula por no tener ingresos o por tener mucha hambre, como ocurre sobre todo en el caso de Venezuela (mas no en China).



Cuidar los Ingresos


En el caso de estos últimos tres países, los ingresos promedio (per cápita) en dólares no tienen una estrella como ocurre en otros países sin hambre como Suecia, el Reino Unido, Australia, Austria, Estados Unidos y Corea.

La pregunta, como siempre, está relacionada entonces no solo a buscar igualdad política a través de la protección de la libertad, y evitar el hambre a través de la generación de ingreso.


Veamos, ahora que ya tenemos un conjunto de hipótesis basadas en datos, ¿cuánta hambre se puede soportar para reflejar, con menos idas y vueltas, la desigualdad política, y cómo se puede evitar el hambre para construir un desarrollo más armónico y cohesionador?


Si tomamos solamente los países de la segunda tabla, sacando a los de alto nivel de hambre, para analizar únicamente el núcleo del problema de inequidad política y su relación con el hambre nueva y optimizadamente "nuclear", tenemos los siguientes resultados:


Elaboración: Roberto Salazar. Fuentes: ADN@+ / Hexagon Group



Cuando se deja atrás, en el análisis, a los países con más hambre, y los de mayor inequidad política (los más altos en la primera tabla), no se necesita caminar con tantas pendientes de subida y bajada, y el camino es más lineal, con un mejor ajuste.


Claro, todavía se tiene una ecuación de segundo grado, por lo que se debe lidiar con residuos causados por el sesgo que introducen, todavía los países más bajos en las dos primeras tablas.



Cuidar la Igualdad Política


El Índice ADN- funciona para reflejar el debate actual, pero se debe ir un poco más allá, y estudiar si la brecha entre el ingreso de un político y sus ciudadanos no solo que aumenta el ingreso medio de los países, sino si reduce hambre.


De nuevo, la simple observación de la regresión nueva entregada arriba, permite observar que si se extrae de la muestra los casos de países con nula inequidad política, se podría tener menor rango de errores.


Tal como se observa abajo, si se deja de lado los casos extremos de hambre y de desigualdad política, se tiene la siguiente regresión lineal, sin constantes, sencilla y directa, que muestra que el hambre y la inequidad, cuando se cohesiona lejos de las soluciones polares, están en una relación 1 a 1 (hambre e inequidad política son dos caras de una misma moneda):



Elaboración: Roberto Salazar. Fuentes: ADN@+ / Hexagon Group



Al excluir los países populistas y comunistas del análisis, se muestra que la solución pasa no tanto por adoptar políticas sino diálogos para reducir el hambre a cero, y combatir, vía inversión, como se verá enseguida, la pobreza extrema.


En la última regresión arriba presentada quedan entonces descartados los países más pobres y los países más igualitarios, y nos quedamos con una muestra de 21 países ordenados de mayor a menor por su orden de inequidad política: Nicaragua, Bolivia, Colombia, El Salvador, Ecuador, República Dominicana, Perú, Paraguay, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Corea, Uruguay, Argentina, EEUU, Austria, Australia, China, Reino Unido y Suecia.


Los primeros países son aquellos que más esfuerzo deben hacer para llegar hacia los países finales, que son los que podremos, ahora sí, llamar "modelo".



Cuidar de Enseñar el Verdadero Modelo a Seguir


Por lo que nos enseña la tabla, el modelo ideal parece ser el de los países con menos desigualdad política, mayor ingreso y menor hambre: Suecia y Reino Unido.

Esta conclusión para el eterno debate sobre países modelo es especialmente interesante para países como Argentina, Uruguay y Chile, que son naciones de ingreso medio que deben elegir si van hacia el modelo de Venezuela, Cuba o China, o si van hacia el modelo de los países de ingreso alto, como hace la misma China.


Desde hace algunas décadas, China ha mostrado que sigue, junto a Hong Kong, una dinámica de "un país y dos sistemas"; quizá el no decidirse, como país entero por seguir el modelo de Hong Kong hoy le esté pasando factura, al no necesariamente poder llegar a mantener las otrora tasas de crecimiento superiores al 10%, por lo que todavía está, en dicho indicador, a la media de esta muestra de países, al ubicarse en 20 mil 754 dólares anuales per cápita (en paridad de poder de compra).



Cuidar la Libertad


Para evitar el hambre, hay que seguir creciendo, y para ello, hay que fijarse metas de PIB per capita como las del Reino Unido y Suecia, donde la libertad es una receta valiosa.


Como se observa en la tabla a continuación, el error típico no es menor (puede llevar la media de 6 a 9 y ello, en función de la data cuantitativa y los diálogos cualitativos mantenidos con expertos globales, está relacionado con las variables de libertad:


Elaboración: Roberto Salazar. Fuentes: ADN@+ / Hexagon Group




Si se combate el hambre con libertad se evita mejor la inequidad política.

Uruguay, Argentina y sobre todo Chile, han ido bastante más allá de ese umbral estudiado, gracias a la libertad de la que hasta ahora han gozado, pero si no cuidan dicha libertad como países líderes del Cono Sur, bien pueden caer en el error típico de construir inequidad política a causa del hambre generada por las crisis naturales de salud, económicas, políticas o sociales observadas en países como Venezuela o Nicaragua, donde se ha perdido la libertad.


El caso Argentino y su tendencia histórica, de hecho, ha sido estudiado en días pasados por ADN@+:



Argentina todavía puede salvarse, y mirar hacia Uruguay en términos de la forma correcta de evitar la inequidad política, lo que le podría acercar, según su posición en la tabla de la materia, hacia los niveles de Estados Unidos, Austria y Australia.


Sin embargo, Argentina -por las pérdidas de libertad financiera- lo ha venido haciendo peor que Chile en términos de hambre, acercándose hoy por hoy más hacia Colombia y Costa Rica.


Por su lado, Chile lo ha hecho mejor en términos de hambre, acercándose a Corea, Uruguay, y a los países desarrollados de la OECD (Estados Unidos, Austria, Australia, el Reino Unido y Suecia).



Un mal paso puede costar caro, sin embargo.


Países como Argentina y Chile pueden retroceder por debajo del umbral, como ya le ocurrió a Ecuador, o a países como México que ya van por debajo del mismo Chile en cuanto a aumento del hambre, aunque vayan con tendencia a la baja con respecto a Chile en inequidad política.


Es valioso mirar hacia Costa Rica, que se ubica por debajo de Chile en inequidad política, lo mismo que República Dominicana, que en los últimos años ha sido el país que más ha crecido en la región.



¿Hacia Dónde Va América Latina?


Curiosamente, los dos últimos países centro-americanos y del Caribe son los dos ejes dentro superior a 5 e inferior a 10 en el rango del Índice ADN-, donde Chile está en medio, más cerca de Costa Rica y el 5, que de Dominicana y Perú.


Si Perú se descuida en su proceso político y de protección social puede caer cerca del 10 y entrar en problemas políticos como los que tiene Ecuador que ya superó el 10 en el ADN negativo de inequidad política.


Tómese en cuenta que Ecuador está, junto a Perú, cerca de elecciones, y es allí donde se espera la población con más o con menos hambre, tome decisiones de empoderamiento de líderes extremos, como los que técnicamente corresponde alejarse, como se ha visto en la data y la modelización de este artículo.


Es de esperar que Ecuador, por lo recientemente hecho, baje su nivel de gasto público, recorte salarios, reduzca la inequidad política, y se enfoque en la protección social para eliminar la pobreza extrema y el hambre, avanzando en función de la salida del modelo al que lo había llevado el gobierno del recientemente sancionado ex presidente Correa.

Perú, por otro lado, mira hacia Chile, donde los eventos recientes están llevando hacia un cambio constitucional que trae otras perspectivas, similares a las observadas en tros países que ya han pasado por dichos fenómenos y más bien van ahora tratando de abandonar la zona alta de ADN negativo, como lo son El Salvador, Colombia, Bolivia y hasta la misma Nicaragua, donde hay procesos de liberación encaminados o bajo lucha, para salir de Honduras y su posición, o para salir de Haití y su posición máxima en el índice de inequidad política en la región.


En Chile, el país que más ha enviado migrantes en los últimos dos años es Haití, país este último que está peleando posiciones entre los países de más alta desigualdad política junto a India (y su sistema de castas) y Tanzania (y su turbulencia reciente por los fenómenos de inequidad política públicos y notorios).


Haití va con niveles de hambre cercanas a 50 de cada 100 ciudadanos suyos, pero con sueldos de parlamentarios de casi 40 veces lo que gana un ciudadano mes por mes.

Chile, por otro lado, puede elegir bajar en su ADN negativo de 7 a 5, para parecerse a México, su colega en la OECD, o bajar hacia 3 para parecerse a Estados Unidos, su aliado desde los años 80s, o bajar a 2 por 1 como lo han hecho su aliado actual (China), o su aliado histórico (Reino Unido) o su aliado de refugio, durante los tiempos de la dictadura (Suecia).



Enfocarse en combatir el hambre con libertad y crecimiento

Parecería que en un modelo anglo-sajón, oriental, o nórdico, es lógico que un congresista no puede ganar 6 veces o peor aún 7 veces lo que gana un ciudadano promedio, como pasa en Chile, u 11 veces, como pasa en Ecuador.


Esas desigualdades políticas deben hacerse visibles de igual forma que se hacen visibles algunas desigualdades sociales con otros índices, como el de Gini, o algunas desigualdades económicas, como los índices de concentración de mercado.

Está a todas luces claro que Chile puede rechazar ir hacia caminos de empoderamiento de los políticos sobre la ciudadanía, mirando solamente de forma consciente a la migración que ha recibido, de países de alta inequidad política de donde tratan de escapar sus ciudadanos.


A la hora de votar, en los próximos años, América Latina debe estar consciente de los problemas en los que ya cayeron otros países en las décadas pasadas, de modo de evitar escenarios fatales como los de los dos extremos mostrados en el índice, sobre todo para países pequeños y abiertos como Chile, en los cuales la única ventaja que se tiene, como país aislado, es la apertura al mundo, al comercio, y a otros mecanismos de mercado global, como los que ha aprovechado la misma China.


Si se quiere mirar hacia el oriente, o se puede aprender de cómo ha aprovechado su oportunidad Corea, todavía con inequidad política, pero con niveles de ingreso altos con base en su desarrollo tecnológico, y claro, ya en niveles de hambre como los de un país desarrollado.



Acercarse a la Tecnología


Avanzar como Corea del Sur hace sentido para Chile, Ecuador y América Latina en términos de reducir la desigualdad política, abrazar el crecimiento económico, aumentar el ingreso per cápita, y reducir el hambre, como lo muestran los datos.

Claramente, las regresiones presentadas muestran que hay relación directa entre sueldo político y PIB per cápita, y que es necesario corregir los sesgos eliminando del análisis los casos extremos, y enfocándose en el hambre y la tecnología.


No se puede bajar rápidamente a niveles como los de Suecia, conforme se observa en la regresión establecida, pero sí se puede llegar al estándar coreano, que parecería aceptable en términos políticos, económicos y sociales.

Este camino lo está tratando de seguir ya Ecuador, bajo un modelo de dolarización que le obliga a abrirse y comerciar, recibir inversiones y acelerar con base en tecnología. Chile lo ha venido haciendo igual en años pasados.



Chile: Proteger la Moneda


Ecuador está dolarizado y por ello está protegido, pero ¿qué ocurre con Chile, su PIB per cápita no corregido por la paridad de poder de compra (PPP) y esta última variable, como un indicador de valor de poder adquisitivo de un dólar en Chile vs la misma moneda en Estados Unidos?

Es sabido que cuando hay crisis se opta por devaluar, y hay una correlación, en la muestra, de 25% (negativo) entre tipo de cambio y paridad de poder de compra. Ese efecto no lo tiene Ecuador pero si lo tiene Chile.

Convengamos en que a simple vista (mirar la tabla arriba) se observa una correlación directa entre la PPP (y sus círculos en blanco y negro) y el índice ADN- (y sus barras en rojo).

A más color negro, más color rojo: A mayor distancia en PPP, mayor inequidad política, o vice-versa.

Esto muestra cómo se separa el salario del político (mensual) vs el PIB per cápita mensual, ambos en paridad de poder de compra, a medida en la que se deteriora el valor de un dólar en un país.



No Devaluar


El caso de Venezuela es paradigmático, en términos de mostrar el valor del tipo de cambio en la tabla, tanto que el resultado es que un país con las mayores reservas de petróleo del mundo, tiene ahora menor producción petrolera que Ecuador, un país donde para exportar se puede hablar de todo menos de mover el tipo de cambio.

Sin tomar en cuenta una correlación de -26% entre PPP y tipo de cambio, de hecho, hay una correlación de 66% entre ADN- y PPP. Esto nos lleva a plantear que el camino, de acuerdo a este estudio, si se sigue hacia una devaluación, y se sigue hacia una depreciación, es el alejarse de devaluar, alejarse del hambre y acercarse a la tecnología y el desarrollo.


Producir sin Devaluar por Hambre ni por Conveniencia Política

Si se quiere seguir modelando las dinámicas de un ADN-, se puede tratar de controlar esta relación modelando el PIB per cápita sin PPP y esta última variable.


La econometría del caso muestra que pasados los 43 mil 500 dólares anuales de PIB per cápita (algo que Corea no alcanza), el pasar en PPP de 1 a 2 (como sería perder el 0,9 de Suecia frente al 2 de China en dicho indicador), se pierden 18 mil 600 dólares anuales de PIB per cápita, algo como la media entre Chile y Cuba en dicho indicador.


Al modelar la producción (medida por el PIB per cápita), se observa que no es significativo seguir al hambre como variable social, o al salario de los legisladores, como variable política: no son variables significativas para lo que tiene que ver con el PIB per cápita; más sin embargo, la estabilidad de la moneda y el garantizar el poder de compra frente al dólar en Estados Unidos sí que tiene un efecto.


Si lo que se busca es estar en los niveles de ingreso promedio de 3 mil 600 dólares al mes desde un ciudadano promedio, como lo logran Suecia, Australia, Estados Unidos, Austria o el Reino Unido, en la muestra, la solución no es deteriorar la moneda sino incrementar la productividad atrayendo inversión extranjera directa centrada en tecnología de última generación.


Inequidad Política y Hambre más Tecnología y Estabilidad


Si se modela el PIB per cápita en PPP, resulta que con igual umbral de 40 mil 500 dólares anuales per cápita, por cada duplicación del PPP se pierde 15 mil 200 dólares anuales de PIB per cápita en PPP, algo parecido al promedio en dicha variable entre China y el otro socio latinoamericano de Chile en la OECD: Colombia.


Esto es clave, pues al modelar con PPP el PIB per cápita resulta que la variable política si juega un rol de forma significativa.


Por cada dólar PPP que aumenta el sueldo de los políticos, aumenta 1,2 dólares el ingreso de los ciudadanos.


Este valor se debe tomar con pinzas, pues el intervalo de confianza es un número entre 0,1 a 2,3; es decir que el 1,2 es una media solamente entre los 30 países, teniéndose que por cada dólar de incremento del sueldo de un legislador se podría ganar 10 centavos de sueldo de los ciudadanos, hasta 2,3 dólares de sueldo de los ciudadanos, con lo cual podría abrirse más o cerrarse la brecha en el ADN negativo.


En promedio, la brecha se abriría en un 20%, con lo cual parecería que se tiene algo parecido a una curva U en la que un poco de desigualdad política es necesaria para crecer, como lo muestra el caso coreano, pero mucha desigualdad política puede encaminar a un país hacia la pobreza y el hambre, como lo muestra el caso ecuatoriano y venezolano.



Volver a lo Sencillo: Hambre y Desigualdad Política

Durante muchos años, la agenda de la derecha, el empresariado, los inversores y lo establecido en lo político se ha centrado en analizar el PIB y la moneda. Lo que muestran los últimos análisis es que el tema productivo y el empleo están bien, pero lo clave está en proteger la moneda sí, pero sobre todo hacer protección social y mantener el equilibrio fiscal, dando ejemplo desde las autoridades de ingresos que se parezcan a los de sus ciudadanos.



Conclusiones


Corriendo una regresión bivariada, sin constante, entre el Hambre y la Desigualdad Política, para mirar el resultado social que puede tener esta variable política que está implícita en el resultado económico antes visto, se puede mirar que seguir el camino de los políticos y sus intereses de incremento salarial conduce a mayor hambre.


Por cada cuatro unidades que se abren como brecha en el ratio entre el salario de un político y el PIB per cápita (ambos en PPP) se tiene que entre 2 a 4 personas de cada 100 entran a pasar hambre en un país.


Las cuatro unidades que separan a Chile de Estados Unidos, Austria y Australia en la inequidad política y el ADN negativo, implican que 3 de cada 100 chilenos pasen hambre.


Si Chile, lejos de corregir a la baja su ADN-, pasando a un ADN@+ Tecnológico (como Corea) y positivo (como los países con más ingresos), y al contrario, camina hacia Ecuador, que lo supera por cuatro unidades de brecha (7 vs 11), entonces tendrá 4 a 8 personas más por cada cien pasando hambre que las que lo pasan en Estados Unidos, en una medida bastante asimilable a la duplicación de su pobreza extrema.


Parece, en conclusión, que es peligroso para los más pobres, el seguirle electoralmente el juego de la igualdad prometida por los políticos que solo pasan a ganar más para ellos, y a alejarse más de los ciudadanos.


A veces, dejar que hablen los datos es la mejor medicina para tomar elecciones políticas adecuadas, que no solo generen efectos económicos de corto plazo, sino sociales estructurales de largo plazo.


Roberto Salazar (*)

(*) Roberto Salazar es Senior Researcher de Cross-Sector Partners Inc.Tech, y CEO de Hexagon Group Latam/UK/Global. Actualmente lidera la iniciativa ADN@+ y la Red Santa Cruz de Inversiones de Impacto en América Latina.

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