Hace algunos años se decía que el empresariado chileno se había puesto la mochila al hombro y sacaba, con inversión, empleo e impuestos, adelante el país. Hace algunos años todos celebrábamos la reducción abundante y rápida de pobreza implicada por la acción de llevar la mochila y la carga tributaria, laboral y de trabajo acorde a la responsabilidad empresarial. Luego ha venido una casi desaparición de la pobreza y un debate social centrado en una intención de apropiarse de la mochila, no solo pasarla a que el otro la cargue.
El problema de esto es triple:
No todo mundo puede invertir y cargar la mochila
No todo el que pueda invertir y cargar la mochila puede generar empleo
No todo el que puede hacer lo anterior puede pagar tributos
El asunto es que debemos optar por dejar que se cargue la mochila, pero no quitarla a quien lo viene cargando.
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