INMUNIDAD, SALUD Y NO IMPUNIDAD

Disculpen que escriba sobre algo personal, pero debo urgentemente hacerlo para agradecer, y para pedir que esta suerte que Dios me ha dado sea pronto la de mis más queridos y la de todos, nos conozcamos o no.

Para que no se vuelva un tema centrado en la persona, pienso abordar dos temas que siento en el alma necesario comunicarlos, también: la tristeza por las noticias diarias sobre el COVID19, y la alegría porque hoy comienza un nuevo período democrático en mi país de origen, Ecuador. En los tres temas: mi vacuna, la vida de la familia y los amigos de todos, y la vida de la democracia, hay retos, que quiero topar.

Por ello, este artículo se llama inmunidad, pues son las tres áreas donde la vacuna sanitaria, la vacuna emocional, y la vacuna ciudadana son fundamentales para nuestra salud física, mental y social.

SINOVAC

Hoy es un día histórico en medio de esta pandemia. Gracias a Chile, recibí la primera dosis de SINOVAC a inicios de Abril, la segunda a fines del mes pasado, y este día, a mediados de Mayo, estoy finalmente bastante inmune al Coronavirus (COVID19).

Igual, voy a seguir usando mascarilla como lo venimos haciendo desde Febrero de 2020, manteniendo las mismas costumbres de higiene y cuidado personal y familiar, social y comunitario, el trabajo a distancia, la caminata, la bicicleta, y el ahorro, la oración, el uso sostenible de los recursos escasos: el tiempo, el dinero, las buenas relaciones, y el buen y limitado factor tierra existente en nuestro amado planeta.

Estar inmune es solo un primer paso para un hombre, pero si 80% de nosotros nos vacunamos, y mantenemos los cuidados y hábitos que hemos aprendido o consolidado en esta pandemia, el nuevo normal será un gran paso para la humanidad.

LA MUERTE QUE RONDA EN ECUADOR

Hace pocos días escribía un artículo que mostraba que posiblemente la mortalidad triplicaba en la realidad a la reportada por la autoridad. Hoy, tras leer a diario ya no solo un caso por chat acá en Chile, sobre Ecuador, no puedo dejar de decir que creo que nos estamos quedando cortos, no solo en los cálculos, sino en las lágrimas. Muy cortos de lágrimas.

No se puede creer que tantos amigos y familia se enfermen y se agraven, no tengan posibilidades de recibir cuidados, se agraven y mueran. El COVID, solo en las dos semanas pasadas se ha llevado a más personas cercanas en Ecuador que los diez dedos de mis dos manos con las que a diario escribo en nuestro espacio de Politics' Pub de ADN@+.

No alcanzan las lágrimas, ni alcanzan los dedos para sentir y escribir, expresar y sacar del alma esta llamarada de sentimientos de dolor, unión, oración, de contención, de acompañamiento, de solidaridad, de cariño, de fe, de amor, de canto, de rezo, de cuestionamiento hacia lo público, y de unidad en lo privado, frente a una pandemia que ha desnudado lo mortales que pueden ser los políticos.

El reto es mantenerse fuertes y apuntar hacia la fe en lo personal, la esperanza en lo social, y el amor hacia el país, a pesar de la política y los políticos, sus pactos y sus magros resultados.

LA DEMOCRACIA QUE RENACE EN MI PAÍS

Hasta ayer, la alegría estaba a flor de mi piel al saber que ingresaba un gobierno de derecha, y que hoy se reiniciaba un congreso que acompañaría, quizá desde la oposición, a un régimen nuevo, que debía dejar atrás 15 años de malas políticas que han terminado, tras una revolución ciudadana, de izquierdas, populista y supuestamente socialista, del siglo 21, con una grave situación de salud económica, social y política en mi amado país de origen.

Sin embargo, hoy llegan noticias de que la derecha pacta justamente con ese populismo al que derrotó como segundo en las urnas. Entristece que se pacte con el populismo, que logró una alta votación sí, muchos diputados, y casi gana las elecciones, en lugar de pactar con los que quedaron terceros y cuartos, partidos legítimamente defensores de lo comunitario e indígena, de la izquierda democrática, y de lo social.

Quizá sea más fácil para la derecha y la democracia cristiana pactar con el populismo; sin embargo, el costo que los últimos exigirán será la impunidad.

No estoy seguro de cuánta inmunidad tenga el gobierno, y la derecha, para resistir el virus de la impunidad, y cuánto terminen pareciéndose al final en el estilo de política polarizadora, cuando lo que se necesita es mantener un estilo que esperábamos fuera una máquina de protección dolarizadora.

INMUNIDAD

Habrá que darles el beneficio de la duda. No me opongo en principio a pactar con quienes votaron por la segunda opción, siempre y cuando no sea a costo de cumplir aquello por lo cual perdieron: la sensación de que esos segundos serían artífices de impunidad y no de inmunidad.

Si la justicia debe brillar, y se debe ir a cortes internacionales, que se vaya. Ya vemos lo que pasó en Brasil. Si la democracia es así y se debe ir a nuevas elecciones, que ocurra igual, ya vemos lo que pasó en España. Si la política es así y se debe ir a nuevas constituciones, que sea también, ya vemos lo que va a pasar este Domingo en Chile.

Posiblemente la inmunidad provenga de estar en paz; frente a la inmunidad frente al COVID misma, con tranquilidad y mucha fe. Paz frente al proceso que se vive de la enfermedad y la muerte, con empatía, dolor pero muchísima esperanza e incluso mucho de dar ánimo y dar todavía una sonrisa aunque duela. Y finalmente Amor, al país, para América, para nuestros países, para mi Chile del alma, en estas elecciones que vienen.

Hay que tener fé, esperanza y caridad y recordar que pase lo que pase en lo personal, familiar y global, debemos hacer como Santa Teresa: Que Nada Nos Turbe, que Nada Nos Espante... Porque Solo Dios Basta....