EL PATRIARCADO
TOMADO DE HBO: "GAME OF THRONES", TEMPORADA 3...
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Y el Amor en los Tiempos del Anti-Patriarcado
No somos perfectos, pero tampoco somos unos monstruos. Simplemente hacemos lo que aprendimos a hacer, lo que nos enseñaron nuestros mayores y lo que hemos aprendido en la vida, golpe a golpe y verso a verso.
Somos individuos que queremos, y que en el camino disfrutamos del respeto, el cariño y la mesa en familia. Nos gusta cantar, nos gusta jugar como niños, con amigos, y disfrutamos uno que otro asado y algún trago que se nos cruce en buena compañía, de vez en cuando.
Hemos dejado atrás los excesos de la juventud, y de vez en cuando tenemos alguna que otra lágrima, igual, o alguna pena que se desliza en la añoranza de los tiempos pasados; sin embargo, como padres, no tenemos mucho tiempo para preocuparnos de nosotros mismos, sino que debemos mantener la figura y cuidar de los que están a cargo nuestro. Más allá de lo que nosotros mismos queramos para nosotros. Primero están ellos, o ellas, las personas que nos han sido confiadas inmerecidamente a nuestro humilde cargo.
Recibir un regalo, un abrazo, un buen desayuno, algunas palabras, una oración en familia, y llamar a los nuestros, mirarnos a la distancia con otros padres y con otras familias es una bendición, la mayor de todas. Es lo que hace especial a este día: nos permite meditar, a la distancia, en el resumen del año pasado entre el tercer Domingo de Junio del año pasado y este.
Mientras esperamos el momento entre el Desayuno y el Almuerzo, para ver, este año un poco de la Copa América, en familia, en un goce sencillo, sin importar quién juegue, ni quien gane, también podemos tener un momento de soledad maravilloso para escribir lo que se siente y comunicarlo a los nuestros, de modo de compartir el sentimiento, tal como muchas veces compartimos lo de fondo en el espíritu, o como compartimos los pensamientos que salen de la razón que muchas veces es escasa.
En estos días no importan tanto las ideologías, ni se juzgan en demasía los resultados, no se calculan finamente las razones, ni se conecta solamente con el espíritu; en estos terceros días de Junio, importa supremamente la voluntad. La mera, pura y humana voluntad. Esa que nos permite reproducirnos y criar un hogar. El premio de estos días es el poder subsistir con voluntad en cualquier mar, momento y tiempo.
Si alguien nos dice "Feliz Día del Padre", quizá signifique un halago a esa voluntad, por tanto, y quizá si estás leyendo esto como padre, signifique que has tenido un momento de paz para que compartamos conspirativa y positivamente, ese secreto: el del triunfo de la voluntad que muchas veces será el triunfo del amor, ese que suele ocultarse a veces, pero que siempre vuelve, a pesar de nosotros, a darnos un empujón para trabajar con rigor y seguir con la mejor acogida, haciendo familia, y haciendo sociedad.
De seguro habrá al menos un PADRE, en mayúsculas, que teniendo o no nuestro mismo ADN de sangre, o de voluntad, merezca que lo llamemos, o le enviemos estas letras. De seguro que las recibirá con el mismo respeto, cariño y paz con las que se las habrás pasado y con las que lo habrás recibido, siendo padre o madre, hijo o hija, sobrino o sobrina, amigo o amiga de esa persona que ambos habremos elegido entonces, como destinatario final de estas letras.
Si eso es el Patriarcado, bienvenido sea.
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