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EN DEFENSA DE CHILE Y PIÑERA

El que pudiera haberlo hecho mejor que Piñera, en medio de la pandemia, que levante la mano!


La clase política está hablando desde su conveniencia y perspectiva, trata de conectarse con la gente para ganar elecciones, pero no logra pasar a hablar de ideas sino solo sobre lo que hace o deja de hacer el otro.


Hemos entrado en una carrera ajena.


Se ha generado un abuso de las redes y los medios en dicha línea comunicacional, y no se ha logrado impulsar desde los medios la creación de eventos de encuentro en los que las herramientas de la tecnología sirvan para crear puntos comunes que son los que realmente pide con urgencia la sociedad.


Por otro lado, desde el gobierno, se ha abusado del mecanismo técnico, e igualmente se ha generado excesos a la hora de solo colocar, por delante, los datos y no a los humanos, y aquello, el discutir parámetros, es un tema que agota a las personas.


Los ciudadanos, saturados por la información y el vacío de protección solo pueden encontrar paz en los testimonios directos de terceros con su misma mirada. Si el mensaje es solo el de subsidio, la sociedad se vuelve pedigüeña; si el mensaje es de solidaridad, la sociedad se vuelve solidaria.


El estado está demasiado presente. Piñera ha caído en ese juego, pero lo ha hecho porque está fuera de su base: todos lo estamos. Todos lo estamos haciendo mal. Todos.


El país está necesitado de momentos en los que podamos meditar, y nutrir su raíz, leernos y callarnos. No es necesario contestar todo. No es fundamental comentar absolutamente cada línea.


Si nos des-hiperconectamose observaremos el vacío espiritual de forma profunda.


Parece que se está olvidando el lema de "En todo amar y servir" que tan bien esgrimía el Padre Alberto Hurtado y que podría ser algo útil en estos momentos de oscuridad.


Convocarnos a vivir según la realidad es fundamental: salir a servir juntos, virtualmente, para apuntalar temas de fondo es algo que nos debería permitir un acuerdo en el que paremos las agendas y temas en carpeta, movamos las estrategias de cada bando, las de hace 40 ó 50 años, para crear las de los próximos 20 años.


El país no puede seguir en esta dicotomía de izquierda vs derecha, socialistas vs pinochetistas, o de "ellos" vs "nosotros", "nuestro sector" vs "su sector".


Es necesario que la Academia juegue un rol proactivo, que convoque a un acuerdo nacional para bajar el perfil de la confrontación hasta las elecciones, de modo que la Consituyente sea el espacio en el cual se pueda generar el nuevo acuerdo permanente.



La campaña debe hacerse desde la racionalidad y desde un 3ro, de modo que se pueda crear un MaxiMin, en el que los que tienen el mínimo puedan tener el máximo dable, y en el que a partir de ese principio de hacer la diferencia, se pueda construir un modelo de competencia: tener salud, educación, y otros servicios garantizados, como en un país desarrollado, y tener competencia y tranquilidad para la inversión asegurados, como en un país evolucionado.


El acuerdo por el cual ganó el Presidente Piñera fue el del voto por dicho país desarrollado. No se ha podido dejar que hablen los resultados porque se ha dado un estallido tras otro, uno social y otro natural. No se puede tener éxito en esas circunstancias.



Sin ello, el espíritu de la nación, mientras tanto, se destruye a diario. Perdemos cada vez que desde todas las veredas se demuele a una persona por hobby, y cuando desde los medios se toma al líder de la nación como alguien a quien hay que criticar y no como alguien a quien hay que apuntalar.


La democracia necesita formalidad y contratos, no solo privados, sino sociales. Comunicarse y conectarse con el proceso que viene debe hacerse con la música más calma, entrando ya con confianza y en paz en aquello que ya es un hecho.


El silencio es la salida: dejar que la vida hable, apoyar a todos, destacar solo lo que es bueno, seguir un rutina de tranquilidad con rigor, volver a confiar en la humanidad de los líderes y de los seguidores.


Trabajar desde la identidad histórica de Chile: ser el mismo país y proyectarse desde esa identidad, más allá de los años 70s a 90s, como era el Chile que todos los Latino-Americanos apreciamos siempre.


Chile, como el Presidente, como los políticos, pueden enfocarse en los negocios, pero sobre todo, como se ha hecho siempre, pueden enfocarse más aún en el impacto.


ROBERTO SALAZAR

HEXAGON GROUP

ADN@+

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