La gente no votó por la izquierda ni por la derecha. Votó por el cambio en Chile.
Ayer, los políticos debieron sentirse como en la imagen, en el Super Miércoles de las Primarias de Chile.
33 ideas al respecto, como la edad de Jesucristo en el momento crucial de su vida, pasión, muerte y resurrección...
Así como fue un error de los políticos de derecha el dejar su ideología en favor de responder a lo que se veía como popular, es un error de los políticos de la izquierda atrincherarse lo más a la izquierda posible, pensando que los independientes están allá.
La auto-denominada "lista del pueblo" fue elegida sí, pero con muy pocos votos, y si se contabiliza los votos independientes como parte de una polarización, probablemente se vaya a caer en el error en el que cayó ayer la Concertación: ceder su espacio y quedarse en el vacío.
La democracia cristiana ayer se quedó sin primarias, para poder seguir siendo parte de la corrida política en tropel hacia la izquierda; la social-democracia ayer apoyó al socialismo y se quedó sin representación, esperando que juntos pudieran competir en primarias junto a comunistas y el frente amplio de izquierdas. Al final, los dos últimos, que habían pedido descabezar a la vieja concertación de la centro-izquierda, lográndolo, descabezaron también la primaria con el socialismo, atrincherándose en la izquierda más extrema.
La lectura de que Chile se haya izquierdizado tanto no parece ser realista. La gente no votó por izquierda y derecha tanto como votó por los independientes.
Ciertamente, la centro-izquierda, en medio de la pandemia y tras el estallido social, perdió la brújula, y se auto-eliminó del mapa. Debe rescatarse, en todo ello, la talla de la Presidenta del Senado, que no quiso ceder a los cantos de sirena de su popularidad tras los retiros de las AFPs, que fueron hechos por el exceso de excel y letra chica de la derecha, lo cual es realmente el fondo del problema de la votación de la población, que eligió cambiar de políticos, pero no necesariamente un giro hacia la izquierda sociológicamente hablando en lo territorial.
Ciertamente, se perdieron espacios desde la centro-izquierda y desde la derecha, en comunas importantes, como Viña del Mar, Santiago, o Maipú, pero hay que entender los problemas propios de cada territorio. Igualmente, hay muchas autoridades de derecha y de centro-izquierda que mantienen el poder en territorios, y la derecha igual ha logrado cerca del 30% en la constituyente.
Después de ver las actitudes victoriosas y en reclamo interruptor de entrevistas a medios de diputados de derecha desde Camila Vallejo, más parecida a la actitud de Pamela Jiles, que hizo irrupción similar en medio de las votaciones, ambas en espacios sagrados de la democracia (congreso y centro de votación), quedan dudas del futuro de las alianzas dables.
Con maltrato nadie camina. Lo sabemos los hombres, que con cariño, comida y respeto, podemos ir al cielo y la luna por nuestras familias.
La social-democracia decía que renunciaba con Heraldo Muñoz, porque "es tiempo de mujeres". Su apoyo a Paula Narvaez se rescata, y la salida de Ximena Rincón no se entiende en dicho sentido. Los comunistas y el frente amplio, dos varones con Daniel Jadue y Gabriel Boric, no entendieron así las cosas, y le cerraron la puerta al socialismo y la social-democracia representada por Paula Narvaez. La Democracia Cristiana, con una mujer, no clasificó tampoco.
Heraldo Muñoz quedó en un vacío y de seguro quedará con mucho sentimiento de haber sido maltratado, y su partido de seguro tendrá en cuenta la afrenta sufrida ya junto a una mujer, joven, y junto al socialismo, el partido de Allende, que los dejan fuera de unas primarias.
Quizá el Comunismo y el Frente Amplio están muy seguros de que ganarán las presidenciales siguientes, y por ello actúan en maltrato a todos, como acaban de hacer Jadue, Boric, Vallejo y como ha venido haciendo Jiles, e incluso cayó en ello Siches, la presidenta del colegio médico.
El maltrato no es cosa de Chile. El cambio sí lo es.
Lo que le pasó a la derecha en Maipú con Cathy Barriga fue un cambio por respeto a las formas, y por un respeto al cargo, más una necesidad de actuar en el escritorio y no tanto en tik tok; la gente no quiere populismo, sea de izquierda o de derecha. La gente en Chile es gente educada y que tiene rigor y se respeta a sí misma, y exige que se le respete, así como exige que se respete a los demás.
La política del show podrá estar en los medios y en las redes, en los espacios políticos y hasta en los matinales y conversaciones televisivas, pero si algo se ve en las tendencias en medios, es que quienes hablan claro y actúan pegados a lo que creen reciben apoyo y si muestran posibilidades de servir, independientemente de su ideología, tienen su espacio.
La izquierda le teme a José Antonio Kast y por eso lo agrede. La izquierda le temía a la centro izquierda y por eso le ha tendido trampas; la izquierda le teme a los independientes, y por eso los atrae. Posiblemente los independientes deberán elegir entre sumarse a una dependencia de actitudes que les aleje de la gente y les acerque a la toma del poder de la izquierda, o quizá elegir por actuar en función de sus electores y sus intereses, sin banderas ni colores, sin partidos, sino en conciencia.
La destrucción creativa es dable con los independientes, la derecha y la izquierda. La destrucción violenta no es dable desde la izquierda como no lo podrá ser desde la derecha, pues no contará con los independientes ni con la gente para crecer.
La revolución de izquierda con vino y empanada era, finalmente, más agradable que la revolución a bala y sangre de los Castro, o la revolución de migrante y pobreza de Chavez y Maduro.
Yo estoy plenamente seguro de que al final, las formas importan mucho en política, y que la victoria coyuntural dura poco en política, donde el diálogo ideológico, el espacio sociológico, la economía real, las necesidades de los votantes, y las revanchas de las elecciones no demoran más que un par de años, y a veces unos meses, o como se ve ahora en medios en Chile, las revanchas toman solo algunas semanas.
La Democracia Cristiana va bien con Yasna Provoste, que se ha amarrado al palo mayor del barco de la política en medio de las turbulentas aguas de la pandemia y las cuarentenas, del desempleo, de la pérdida de ingresos, de la falta de reacción clara en protección social, de la subida de precios por problemas logísticos, de estallidos sociales que están ahora en los medios y en los espacios del congreso. Ella no toma cantos de sirena y ha dicho que no iría en las primarias de algo en lo que no cree, optando quizá a futuro, por servir en una primera vuelta, como candidata.
Quizá ella es popular, la más popular por ella. Ya veremos en la CADEM si ella crece o no en esa popularidad, como ha crecido en las semanas y meses pasados. Ya veremos cómo le va a Pamela Jiles, que ya no es tan relevante tras el resultado de su esposo, por quien votaron muy pocos, al identificarla con ella e imputarle los maltratos de ella a periodistas y a políticos, a la gente, finalmente.
Provoste va en firme, lo mismo que Paula Narvaez. Veremos entonces una primera vuelta en la cual el Comunismo y el Frente Amplio se atrincheran a la izquierda extrema, el Socialismo y la Social-Democracia se colocan en la centro-izquierda, la Democracia Cristiana se ubica en el Centro, y el resto, la derecha se queda allí, no tanto por opción de sus políticos, sino por expulsión del resto de políticos.
Yo solo les diría a mis políticos de derecha, que permanezcan unidos, vayan a primarias desde el centro con Evopoli, la centro-derecha con Renovación Nacional, la derecha con la UDI, e incluso, jueguen en primarias con la derecha más nítida con lo Republicano de José Antonio Kast.
Mantener la ideología y no perder la brújula es importante en estos tiempos, de modo de permanecer unidos, remontar y tener una revancha, pues el show y la bronca interna no crean empleo, no reducen pobreza, no devuelven los ahorros, ni sostienen la naturaleza.
Mantener un frente unido es mejor que apegarse a un frente amplio.
Crear un centro de gravedad siempre es mejor negocio político para la convergencia que moverse del centro y perder el ADN y la identidad.
La derecha ha asumido bien su derrota. La izquierda ha tomado muy mal su victoria.
La derecha ha sabido perder más veces desde la vuelta a la democracia que la izquierda ganar, pues quien ha ganado siempre ha sido la centro-izquierda, incluso con el actual presidente de derecha.
Hay un mundo y una política real afuera del show y ambos permanecerán más allá de la constituyente y la constitución.
Mi vaticinio es que Chile mantendrá su autonomía del Banco Central, tendrá equilibrio fiscal, se protegerán los ahorros, habrá pensiones, salud y derechos, bienes públicos en manos públicas, y bienes privados en manos privadas; renacerán las alianzas público-privadas y el emprendimiento, se corregirá la inequidad en el papel, se tendrá un poco más de pobreza, pero un poco más de dinamismo en los próximos cuatro a cinco años, habrá crecimiento, tributación y otros fenómenos parecidos a lo que se tuvo tras la concertación en los 90s.
Muchos perderán muchos privilegios, empezando por muchos monopolios y oligopolios, tanto en lo económico, como en lo político y social.
Es solo un proceso, y el que manda es el pueblo.
Que no se equivoquen los políticos de izquierda: los políticos de derecha no se equivocan a la larga y en el conjunto, pues la gente tampoco yerra y la democracia no falla sistemáticamente, sobre todo cuando la democracia cristiana está de por medio.
A tener paciencia, orar y seguir trabajando, independientemente de lo que pase en la bolsa. Miremos las series largas y aguantemos con calma, autoridad, altura, respeto, tranquilidad, trabajo, inversión, planificación, estrategia, diálogo, comunidad, empresa e identidad.
El título de este editorial se puede leer de dos formas, como la situación actual: el futuro del pasado puede ir en las dos vías; elijamos ir hacia el vector que sale del pasado y llega al futuro; independientemente de lo que creamos, creamos en el pasado como historia y maestro del futuro; allí estará siempre el truco y la progresión no solo aritmética de las sumas y restas, sino de las multiplicaciones de los panes y la potenciación de las industrias.
Adelante y Viva Chile!
Roberto Salazar
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