Varios medios latinoamericanos preguntan por qué tras el éxito global de la vacunación chilena, se entra nuevamente en cuarentena estricta, para reducir los peores indicadores de salud en COVID, desde que empezó la pandemia.
La hipótesis que se maneja tiene cinco elementos de explicación:
1) Los más jóvenes asumieron más riesgos y no se cuidaron tanto como antes, al no tener la responsabilidad de aislarse para proteger a los adultos mayores que, al vacunarse, quedaron protegidos.
2) Los adultos jóvenes salieron con más fuerza para proveer a sus hogares y recuperar el tiempo perdido durante el año de pandemia, relajándose por la misma causa que sus hijos, y saliendo con más fuerza a la actividad económica, al arrancar también el ciclo de Marzo y Otoño, pasado el Verano.
3) Los adultos mayores quedaron ya protegidos del COVID, pero debían atenderse de otras patologías rezagadas, por lo cual el sistema de salud privilegió y dotó de camas redirigidas hacia la atención de salud en otras morbilidades, con lo cual hubo un agravamiento de los indicadores en COVID, al no contarse con todos los recursos, como antes, para atender desde la oferta, la demanda, esta vez, de los adultos jóvenes y los más jóvenes, que son quienes han sido más afectados por la pandemia en estas semanas.
4) La estacionalidad, post verano, tal como ya ocurrió en Europa en la primera ola, hizo que en Chile, tras las vacaciones, se desate una segunda ola que debe ser controlada, no solo en la cepa mayoritaria, sino en nuevas cepas provenientes de destinos populares, como Brasil, entre otros con exposición, dada la opción global de los chilenos por los negocios y el ocio durante los meses de verano.
5) El agotamiento del personal médico, tras un año de pandemia ha generado una serie de licencias médicas y reducción de personal disponible, lo cual afecta la producción de atenciones más allá de la hotelería y el punto 3 previamente comentado, esto a pesar de la vacunación exitosa, sobre todo en el personal de salud, como primera prioridad.
Un punto adicional que debe mencionarse es que actualmente, en términos brutos, Chile es el tercer país que más tests PCR está realizando en América Latina.
- Chile es tercero tras Brasil y Colombia.
- Ecuador, con similar población que Chile, es el país número 12 en América Latina.
- Con el comportamiento de Ecuador, Chile estaría por debajo de países mucho más chicos, como Uruguay, que es el país número 11, con cerca de 1 millón de pruebas
- Gracias a las 9.7 millones de pruebas realizadas en Chile hasta Marzo de 2021, tras exactamente un año en pandemia, el país ha superado en 2.1 millones la barrera récord proyectada desde Octubre 2020 hacia Marzo 2021, de 7.6 millones.
- Según las cifras de hace justamente seis meses atrás, Chile había realizado 3.8 millones de exámenes.
- Si los comportamientos fueran lineales, con más de 25% extra de exámenes de un semestre a otro, se debería tener un 25% extra de casos descubiertos tras seis meses.
- Los números de morbilidad por COVID, finalmente, son similares ahora, a los peores de la pandemia, y lógicamente, tras la vacuna, los casos graves y las muertes se han reducido, y es allí donde se debe evaluar, pues en Marzo, finalmente, la mortalidad total observada en Chile, independientemente del crecimiento de la población, es la más baja, en términos absolutos, de los últimos dos años!
- De todas formas, la situación política en la que vive Chile desde un año antes de la pandemia, requiere un reingreso a confinamiento. Esto generará un resultado de salud general mejor que permita resistir el empeoramiento que de seguro se tendrá tras la votación (a pesar de hacerse en dos días, el 10 y 11 de Abril).
- Es de esperar que al tener un año electoral intenso, y necesario, las personas se juntarán más, lo que de seguro incrementará los índices de contagios.
- Por todo lo anterior, la previsión es, como siempre, lo más importante en salud, cultura, política, y por supuesto, también en lo económico y social.
Las lecciones del caso chileno en Marzo de 2021 deberán servir para exigir acá, y en todos los países de la región, aumentar la capacidad de testeo, al igual que aumentar la gestión de salud basada en evidencia, de modo de revisar los debates, reconocer los aprendizajes de procesos exitosos, y de dicho modo, tecnificar, despolitizar, y por supuesto, prevenir antes que lamentar.
Roberto Salazar es Economista con especialización en Finanzas y Desarrollo por la Universidad Católica en su país. Master en Artes Económicas, con menciones en Teoría y Economía de las Políticas Sociales, y especialización en investigación académica en Economía Clínica y de la Salud en ILADES, Chile. Master en Ciencias del Financiamiento de la Protección Social en Holanda y Chevening Fellow en Negocios Responsables en Inglaterra.
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