Hoy 7 de Agosto, en 2018 se cumplieron 40 años desde que Jimmy Carter declarara como una Emergencia Nacional de Salud a la pequeña comunidad de Love Canal en Niagara Falls, NY, EEUU. ¿La razón?: hogares y escuelas estaban asentadas sobre 22 mil toneladas de químicos enterrados por Hooker Chemicals, causando que cientos de familias fueran evacuadas. En EEUU se recuerda a Love Canal como uno de los mayores desastres ambientales de su historia.
De acuerdo a reportes escritos en 1979 por la Agencia Ambiental de los EEUU (EPA), en los años 70s existían “cientos de dichos depósitos por todo el país”, y los describía como “bombas de tiempo”.
Durante esta semana, 100 personas murieron y 4000 resultaron heridas tras una explosión de 2.7 miles de toneladas de Nitrato de Amonio almacenados en una bodega portuaria en Beirut, Líbano. El incidente se sucede a otros en gran escala ocurridos en China en 2015 y Texas en 1947, causados por el mismo químico, que al oxidarse puede generar calor, fuego y explotar.
La explosión en Beirut ha dejado a 300 mil personas sin techo y 3 mil millones de dólares en daños. Casi 1 millón de dólares de pérdidas y 100 personas sin techo por tonelada almacenada.
En EEUU, la tragedia de Love Canal generó una Ley que creó el “SuperFund” con el cual la Agencia Ambiental obligó a los responsables a pagar, o le dotó, de no haber culpables, de fondos públicos para limpiar las bombas de tiempo representadas por los químicos almacenados.
La pregunta a la que nos lleva la tragedia es: ¿Cuán preparados están los países latinoamericanos para proteger la vida en esta materia?
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