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Roberto F. Salazar-Córdova, Hexagon Group

ARREGLAR + NO DESECHAR

El mundo moderno se ha vuelto un espacio desechable: en el trabajo, en el mercado, en los bienes, en los servicios, y ahora en las familias, y por último, en las personas, incluidos los niños, los humanos, los civiles y los no natos.


Rusia ha cambiado de estrategia y ahora mata civiles, nos cuentan los expertos militares de ABC de España... ¿"Estrategia"? ... ¿Tan bajo hemos caído? ... ¿Desde cuándo es "estrategia" el asesinar y desechar? ... ¿Cuándo llegamos a convertir en consenso global la máxima de que "el fin justifica los medios"?


Otro ejemplo de degradación: la moral del desecho, incluido el desecho en los basurales con la vida humana, justifica el asesinato de los narcos hacia los jóvenes que no pagan sus drogas, o el asesinato de los jóvenes soldados de bandas rivales, o el asesinato en las cárceles de quienes pueden ser competencia del mercado de zombies en los que quieren convertir a sus consumidores.


Del mismo modo está el avance de las constituciones y legislaciones en las convenciones y asambleas, en las cuales pasa como si nada el punto del aborto hasta los 9 meses de gestación, superando toda bioética "vieja" (¿vieja?) que ya relativizaba todo al argumentar que "el producto" (¿el producto?) no era una persona, sino solo un montón de células y que por lo tanto no se podía considerar "humano", hasta los X días.


Dicho X era relativo ya hace rato, y los académicos ganaron mucho dinero definiendo t=X.


Ahora resulta, en la cultura del desecho, y del maximalismo, que si T es 9 meses, t=T=9.


Hemos llegado a desplazar ese t hasta los 9 meses. La vida es desechable; el arreglo es "botar" lo que no sirve, aunque fueran vidas Ucranianas, aunque fueran vidas de soldados narcos, o aunque fueran vidas de humanos en gestación.


Se desechan ahora hasta los Doctores y los idealistas...


En Nicaragua, por ejemplo, apresan a los doctores y dejan morir a los ex guerrilleros: cárcel para los demócratas y elecciones amañadas para repartirse el poder entre los tiranos.


En Chile y Ecuador se perdona sin contemplaciones a tirios y troyanos que gestaron la violencia, pero se mata sin piedad a los inocentes que se gestaron sin amor.


¿La verdadera pandemia es la del Desamor?


La vida cuidada desde la concepción, la vida cuidada en la niñez y la juventud, la vida cuidada en la adultez plena y la adultez mayor ya no cuentan. Ciertamente estamos super-poblados y quienes poseen las grandes fortunas saben que hay que matar y matar, desechar y desechar vidas a como de lugar.


Los malos no serán ellos, por supuesto, sino quienes les hagan el trabajo sucio: Putín y Rusia, Los narcos latinoamericanos, las chicas maximalistas de verde con sangre falsa en los eventos y desnudez en las calles, los asambleístas de ambos extremos: todos aquellos que busquen poder y dinero, que no lo tengan y que sean hambrientos de recibir una paga desde los grandes centros de capital y poder y estén dispuestos a dar el doble discurso y convencer a los distraídos.


Y así seguiremos y continuaremos: los que saben de lo que va el cuento les darán a los despabilados el dinero y espacio para matar, y ellos a su vez les darán a los distraídos y perdidos el discurso a memorizar y repetir sin pensar: fanatizándolos y lavándoles el cerebro al aprovecharse de los sentimientos manipulados hasta la distorsión, y claro, en refuerzo maniqueo, también les darán el dinero para acallar todo rezago de conciencia. Y por si hubiera miedo al desechar: les dirán que les cubrirán las espaldas para quedar impunes.


Y así es como avanza la "Euforia"...

  • Como una cultura de muerte instalada desde las industrias de armamentos, desde el control del negocio de las drogas, o desde el lucrativo negocio de los órganos que no van al basurero sino al laboratorio.

  • Como un "valioso" progreso tecnológico aplicado no solo para la paz sino sobre todo para las armas.

  • Como un "valioso" control social mediado por la droga.

  • Como un "valioso" control de los jóvenes pobres por la vía de su auto-aniquilación al llegar a conclusiones apresuradas de no querer ya casarse más.

  • Y así mueren los valores: no querer ya tener hijos, matar los accidentes de la naturaleza post sexual, volverse más animalistas que humanistas y más jardineros que padres y abuelos.

  • La euforia del relativismo se afinca y justifica, y por si faltara algo, se seguirá cubriendo "académicamente" al haber presupuesto para los "papers" con enfoque de género... Para comprar a los doctores.

  • Y con ello: al ser cómodo el desecho de la piedra, la vida y el aire, el valor será para quienes no tendrán que tributar: los más ricos y poderosos.

  • Círculo cerrado: no deberán cubrir los costos de tantos y tantos derechos humanos.

  • El proceso no solo quedará cerrado sino que será sostenible: será como el de un tendero que pone en manos de sus niños clientes un caramelo en cada visita, para causar hambre de caries.


Desecho, Utilidades y Postmodernismo


El desecho está instalado y está sostenible. La muerte acecha. Matar ya no cuesta; el consenso es que aquellos que siendo una gran masa saldrían carísimos deben morir. El acuerdo social moderno es que es mejor que las razas débiles vayan a la cámara de gases y pierdan hasta los dientes. El consenso es total: los padres del planeta venderán facilidades por sus medios de comunicación, y financiarán aquello que no les impida gozar al máximo de las correspondientes utilidades de sus siempre numéricas y nada más que numéricas inversiones.


Dos hipótesis de trabajo para el futuro:

  1. ¿El postmodernismo se justificaría y se incentivaría, desde el gran capital, para bajar costos, cargos e impuestos por volumen, y para liberarse de las masas que podrían terminar con el capitalismo por sobre-población y ojo: por la muy probable imposibilidad tecnológica que impedirá el poder extender el bienestar hacia todo el sobrecargado planeta único que tenemos (todavía)?

  2. ¿La guerra y la muerte quedarán entonces justificadas, finalmente, por la imposibilidad de tener una economía circular que cuide el clima, proteja los alimentos, el agua, la temperatura, y haga del mundo un lugar donde ricos y pobres puedan vivir?


El Desecho Tras el Derecho


Se ha intentado de todo: el amor, la guerra, la paz y el derecho, los derechos y ahora los desechos.


¿Hay solución entonces?


Parece que el orden del día será -por un tiempo- la guerra, el narco, el aborto, el animalismo, el complicadísimo orden nutricional para debilitar cuerpos y cerebros, la destrucción de la familia, el incentivo al totalitarismo, la muerte y la destrucción en los países emisores de migrantes, y el desarrollo de armas letales que permitan acabar con los más débiles, de modo que se termine con la vida de los que no tienen posibilidades de sobrevivir.


¿Vivimos en un mundo en el que el fin justifica los medios?


No lo sabemos, pero estamos conscientes de que seguimos viviendo en la selva, bajo la ley en la cual se aniquilan los animales entre sí cuando por virtud de una buena tierra y una buena condición del entorno, la población crece hasta tener que auto-aniquilarse. ¿Nos pasa aquello que les ocurre a los insectos, a los mamíferos, a las aves, e incluso les está naturalizado a las plantas: la ley de la jungla?


La Ley del Más Fuerte


La hipótesis principal entonces es: Sobrevive el más fuerte, el más alto, el que tiene mejores raíces, el que puede crecer y subir más, y aquél que es capaz de desarrollar hojas más anchas, para tapar el sol del que queda a su sombra y no puede hacer la fotosíntesis y muere aniquilado por no poder desarrollarse.


¿Hay Salidas?


Sin embargo no somos solo eso: tenemos un anhelo en el fuero interno que nos permitirá alejarnos de lo que hoy por hoy se nos impone. Hay una luz en nuestro interior que nos manda a dar la contra, nos prohíbe ser condescendientes, y nos permite seguir otra ley más avanzada que la de la jungla y que nos hace contrarios al consenso de la muerte y ajenos al desecho por derecho, que nos hace indemnes a la sentencia de no poder gestarnos y nos hace invictos frente a las condenas que buscan abortarnos del planeta, liquidarnos desde un dron, o aniquilarnos en una noche de pirotecnia y metralla en una barriada donde no hay policía y donde caeríamos por la abundancia de las balas disparadas por las bandas armadas.


Claro que hay salidas. Hay que circular ideas. Hay que pensar juntos: somos una raza y un ADN@+ capaz de darse el lujo de parar un rato, meditar su poco, juntarse, y marchar por la vida...


CIRCULAR

Pensemos primero el problema como algo que tiene solución, entonces: paremos y meditemos en que lo que vivimos con el totalitarismo, los estallidos, las pandemias, y la guerra, el aborto y la sequía son seis guerras en una.


La solución tradicional y básica, brutalmente descarnada es la que hemos elegido como humanidad: la solución inmoral revestida de "derechos", que termina solamente en letra muerta constitucional y crea grandes circos de engaña-bobos, en los cuales caen los más desesperados.


La mortandad es una salida sí, pero no es la única.


Es ineficiente el terminar eligiendo a los más débiles, de modo de auto-desecharse con más facilidad, y hacerle el juego, por novelería, propaganda, pan y circo, a los grandes poderes globales que ríen cuando ganan los que ganan, y se congratulan cuando pasan las cosas que pasan, eso sí en privado, pues en público hablan de otras cosas que están muy bien armadas para cuidar las apariencias, cuando saben bien que en medio de la crisis se enriquecerán y volverán más poderosos, porque la vida es así, injusta e inmisericorde.


La Trampa del Azúcar


La trampa del azúcar es otra salida: enviará muchas hormigas al matadero, pero irán donde está el azúcar porque son hormigas y nada más que hormigas. Dalí tenía razón, siempre tuvo razón, en cada analogía, en cada cuadro, en cada hormiga pintada junto a un reloj que se derretía por el calor. Quizá nos vio en el futuro en alguna de sus máquinas de futuro que pintó como surrealismo de su tiempo, pero hiperrealismo de nuestro tiempo.


Dalí nunca puso la solución. Picasso tampoco: nadie ha pintado una solución en el arte. Solo se ha podido denunciar, pero la propuesta falta y hace falta. La Trampa del Azúcar es eterna, pero nuevamente, no es la mejor solución, como tampoco lo es la guerra.


Pensemos un Poquito más...


Quizá la solución está más cerca de lo que pensamos si solo pensamos rápido.


Podemos terminar este artículo aquí para juntarnos a dialogar con racionalidad, pero si podemos escribir un poquito más, permítannos la licencia, por ser viernes, de escribir algo más en lo que creemos algunos, y que puede sonar extraño, pero que queremos decirlo de todas formas, con todo cariño y de acuerdo a nuestras más internas convicciones, en tiempos de muerte y destrucción...


SECCION SOLO PARA LOS CREYENTES EN LA ETERNIDAD DE LA HUMANIDAD


La humanidad renacerá cuando todo se haya aniquilado hasta un nivel en el que la vida vuelva a ser posible.


Nos quedará siempre el Evangelio, los Mantras, la Meditación, el Espíritu: quizá sin curas, y en boca de pecadores y bebedores contumaces de vino, entre pescadores y bebedores contumaces de otra sangre, en la boca de pecadores pescadores y comedores contumaces del cuerpo humano de un Dios o de los grandes maestros que incluso, dentro del ateísmo o del agnosticismo nos mandaron con autoridad a amar el bien y al prójimo como a nosotros mismos.


Habrá vida después de la muerte se nos dijo a muchos, y ahí está el truco: no en nuestro cuerpo que -se reencarne o no- se podrá siempre enterrar o quemar, u olvidarse para colocarse triste y abandonado en un nicho o un mausoleo.


Nuestra vida no permanecerá en lo físico sino en nuestras palabras y obras.


Seremos recordados por las tareas cumplidas, las cuales se nos recordaba desde chicos y se nos recordará si dejamos algo mejor en el planeta, como se recuerda en cada hogar a un maestro al abrir una biblia, al leer en otros lugares el Corán, o al escuchar a los sabios de la selva, que son capaces de también leer el Evangelio del día, acompañarnos aún sin ser creyentes para ir a Misa diaria.


Podemos entonces nacer y renacer juntos, creyentes o no: al comulgar tras confesarse unos, y al conversar y cohesionarnos todos: lejos de los pecados veniales y mortales, según nuestros diversos códigos y naturalezas.


Los cristianos, en especial, esperamos el renacer diario al comer otra carne humana en hostia divina, y al beber otra sangre de un mártir en vino dulce junto a nuestra comunidad,.


Hay otros ritos que siguen el mismo principio: en la mesa, en la casa, con hombres y mujeres, con humanos y solo humanos, dándonos dicha comida y bebida, quizá con padres con hijos convertidos en sacerdotes en el futuro, como fue en el pasado, o quizá con hijos sin padres humanos convertidos en Dioses eternos, como pasó ya hace 2000 años.


La Salida Está en la Comunión, en la Común-Unión


Pasémonos al otro lado: el de los cristianos como historia: cuando la guerra era ley romana, cuando las drogas, la orgía y el circo eran pan de todos los días y la muerte en cruz estaba destinada a los presos políticos y enemigos de la tiranía: para quienes dijeran que amaban de verdad sin fariseísmos en los palacios, ni siguiendo al estado local o global en las escribanías fatuas que existieron, existen y existirán en cada convención y en cada constitución hecha a imagen y semejanza del mico que todos llevamos dentro.


La piedra que desecharon los arquitectos de la era clásica fue y seguirá siendo la piedra angular, sin embargo.


Tengamos fe en la humanidad y en el ángel que todos llevamos dentro.


Quedaremos pocos, o tendremos pocas horas de iluminación; pero en la mayor oscuridad de las peores horas, todos y cada uno reviviremos tras las cenizas, resucitaremos y volveremos a ser miles: como miles serán las horas de paz y de unidad, de encuentro y de calma, si sabemos encontrarnos y marchar hacia aquello que nos brinde tranquilidad en lo interno y en lo social.


Vamos a Arreglar las Cosas: A Marchar por el Bien y por la Vida


Caminando con miras altas dejaremos de ser meramente hormigas, plantas y animales mamíferos.


Caminando en comunidad pensante recuperaremos nuestra divinidad racional, nuestro bien interno, nuestro espíritu común de cuerpo entero, y pondremos nuestra moral en alto.


Caminando en masas despiertas sentiremos latir y fluir nuestra ética de fondo, nuestro anhelo de seguir, nuestro amor propio y nuestro amor al prójimo.


Caminando con fuerza y cantando juntos en las calles por la vida arreglaremos todo latido que quiera seguir con su pulso en el planeta.


Caminando con miradas cómplices del bien recuperaremos el entorno, lo intra y lo inter personal, y volveremos a ser dioses humildes al sentirnos pequeños pero masivos: a imagen y semejanza de nuestros padres y abuelos, de nuestras humanas tradiciones históricas, nuestras familias antiguas y nuestras propiedades de heredad de centurias sucesivas.


Caminando recuperaremos el orgullo de pertenencia a nuestros talentos no desechables, y volveremos a creer en nosotros mismos, como sociedades, tras la guerra y la muerte, al volver a vivir, arreglados de fondo, arreglados del todo, arreglados en conjunto.


Caminando en masa dejaremos de ser individuales para dejar de ser desechables.


Nos vemos el Viernes para empezar a caminar en este mismo mes, en esta misma vida, y en nuestro mismo lugar, desde ya, lo que podamos. Caminaremos de un modo nuevo, para evitar el desecho y el costo en vidas que no debe quedar en nuestra conciencia jamás, mientras vivamos...


Los que estemos en Santiago: nos vemos el Viernes 25...


Y claro, si no estamos en Santiago, o si no queremos ir a marchar, siempre nos podremos ver en oración y en espíritu, en meditación y acompañamiento al pensarnos y al querernos de fondo, como caminantes de una buena viña y de un mejor mar...


PARA MEDITAR...


PARA PENSAR...


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