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2017/2022: EVALUANDO EL LUSTRO


Un querido amigo, cliente y hoy socio Chileno me decía, en Marzo de 2017: "Bienvenido de vuelta a Chile, un país con moneda dura, y País-Plataforma perfecto para tu empresa".


La "moneda dura" ha subido desde cerca de 666 pesos por dólar en Enero de 2017, a más de 850 pesos por dólar al día de hoy, 28 de Diciembre de 2021: "Día de los Santos Inocentes".


Las bajas de los últimos días hacen prever que para Marzo de 2022, cuando se posesione el nuevo gobierno recientemente electo, dicho nivel se ubique en algún lugar entre 750 a 850 pesos por dólar. La expectativa también podría estar entre 800 a 900, dependiendo de algunas decisiones que se espera se tomen de aquí al 20 de Enero, sobre todo en el nombramiento del gabinete, y en especial, de las autoridades económicas.


Este Marzo se cumplen 5 años de la vuelta del autor a residir familiarmente en Chile, tras una residencia inicial de casi 5 años, como Ecuatoriano en Chile, entre 1994 (inicios) a 1998 (fines). Revisemos el tipo de cambio oficial del Banco Central de Chile en la última década:


Al llegar a Chile, de vuelta, en Marzo de 2017, el tipo de cambio cercano a los 666 pesos por dólar estaba en una ligera tendencia de caída hacia los 600 pesos por dólar, desde un nivel 2016 que había superado ya los 700. Esta caída se prolongó hasta entrado el año 2018, de la mano de las expectativas por la elección de un gobierno de derecha (Sebastián Piñera), que hacía rugir al peso frente al dólar, llevándolo incluso por debajo de los 600 pesos por dólar durante el 2018.


Las expectativas eran las de tener un peso que apuntase de nuevo hacia los 500 pesos por dólar que se habían mantenido entre 2011 a 2014, periodo en el cual mi empresa cumplía sus 10 años de vida, en medio de una crisis fiscal y económica que hasta hoy se siente en Ecuador, mi país de origen, en el cual se consumieron todos los ahorros estatales, se endeudó al fisco, y se gastó en cifras récord, acorde a la nueva constitución de "derechos" establecida en 2008.


Ecuador no tenía ni tiene el indicador de tipo de cambio para medir la inestabilidad, por lo cual el nivel de déficit fiscal, y el de riesgo país son aquellos que dan las pistas sobre la posibilidad o no de invertir, siempre asociadas al comportamiento gubernamental esperado, y la expectativa confiable o no de las políticas públicas, el manejo de la economía, la libertad y lo más importante: la expectativa de utilidades y tributos que, a la larga, son lo que mueve a los inversores, empresarios, negocios y proyectos a cruzar fronteras.


La expectativa en Chile, a mediados de la década pasada era buena, siguiendo la dinámica de crecimiento, precios, tipo de cambio y la ligazón de indicadores de la OECD a la cual Chile apuntaba con un gobierno que prometía llevar la nación hacia un nivel "desarrollado": el primer país "desarrollado" de América Latina.


El tipo de cambio es un buen indicador para mirar la fortaleza de la economía, como base para un real proceso de desarrollo y entrega consiguiente de derechos.


Por eso, debe llamar mucho la atención la subida del peso hacia los 700 pesos por dólar, en lugar de la caída hacia 500 pesos por dólar, que era lo esperado. Todo esto de la mano del "estallido social" que hoy es oficialmente doctrina ganadora en política, y cuyos grupos de soporte político hoy se alistan para gobernar con un peso que está por sobre los 800 pesos por dólar, un costo alto que se espera se justifique en función del proceso constitucional venidero, que comenzará a emitir normas en pocas semanas, para ir conformando el texto de propuesta que deberá aprobarse o negarse obligatoriamente por toda la población.


Es por ello que hace sentido mirar con perspectiva histórica el tipo de cambio, recordando la subida del tipo de cambio desde la entrada en democracia, la entrega de derechos, el proceso de desarrollo, el gasto, y todo aquello que Chile ha hecho desde 1990, con la vuelta a la democracia, hasta el fin del siglo 20, cuando en Octubre de 2001 ya colocaba al peso por sobre los 700 pesos por dólar después de haber partido en 337 pesos por dólar en Enero de 1991, hace 30 años...


Duplicar el tipo de cambio en 10 años es algo que hizo la antigua Concertación, que hoy ha plegado a la nueva administración. Ciertamente, fue a partir de 1998 que la escalada del tipo de cambio llegó a 700, una década antes de perder el poder frente a la derecha, que entró a gobernar solo entre Marzo de 2010 a Marzo de 2014:



Ciertamente, la expectativa de un triunfo de la derecha hacía que el tipo de cambio caiga por debajo de 500 pesos por dólar al iniciar el 2010, corrigiendo el nerviosismo pre-electoral al cierre del gobierno socialista que igual, entre 2008 a 2009 había logrado llevar el tipo de cambio por debajo de 450 pesos por dólar (observado por el Banco Central de Chile), de la mano de un aumento del precio del cobre como se observa en datos de Cochilco:


En la Bolsa de Metales de Londres (BML), el cobre se transaba a 315 centavos de dólar por libra al cierre de 2008.


Por ello, es curioso que hoy, con un precio BML (London Metal Exchange) del cobre transándose a 419 centavos de dólar por libra, en el último trimestre, debamos llamar la atención sobre un tipo de cambio que apunta más hacia los 900 pesos por dólar que a la expectativa estructural que debería ser inferior a 700 pesos por dólar mientras el precio del cobre se ubique por sobre los 300 centavos de dólar por libra.


Ciertamente, el tipo de cambio no solo depende inversamente del precio del cobre, sino directamente de las expectativas de gasto y de tributación. Allí, las reformas tributarias, las existencias de ahorros, los niveles de inversión pública y privada, nacional e internacional, serán los que definan los parámetros.


El año electoral que se ha pasado en Chile nos indica que las expectativas son las que son:



Ciertamente, en la última semana los mercados se han calmado un poquito, pero ese poquito es "muy poquito" frente al nerviosismo de todo el año 2021 (año electoral) donde partimos de 700 e íbamos apuntando hacia 900 en pesos por dólar.


Hoy se ven lejanos los años 2013 a 2014, en que al cierre del gobierno de derecha de Piñera 1, se terminaba por debajo de los 500 pesos por dólar:


Mirar hacia el conjunto de expectativas que se hacía en Chile al iniciar Bachelet 2 (al cierre de Piñera 1) nos dará pistas de tendencias para evaluar lo ocurrido en el último lustro, de 2017 a 2021. La transición no logró calmar a los mercados nunca más, incluso con Piñera 2 a la larga, y pero aún con pandemia de por medio, estallidos, y tomas de poder post-socialistas.


Revisado el sustento del cobre, y visto el tipo de cambio, para evaluar el lustro y esperar lo que viene, hay que mirar hacia el crecimiento histórico, en función de lo ocurrido recientemente:



Bien vale mirar el crecimiento decreciente observado desde la vuelta a la democracia, recordando que los primeros 2 a 3 años fueron los de alto crecimiento, entre 1990 a 1992, donde se llegó a crecer sobre el 10%, pero luego se apuntó a un crecimiento de 5% y finalmente la tendencia, más allá de la caída en pandemia, apuntaba a un crecimiento nulo o apenas sobre 2 puntos reales.


El agotamiento del modelo económico se puede observar en ese indicador. Pero aquello debe mirarse también con respecto a la baja del crecimiento entre 1970 a 1973, cuando se caía de crecimientos cercanos al 10% hacia decrecimientos de casi -15% en la peor parte de la crisis, ya entrado el régimen de facto.


Para no tener nuevamente esas expectativas, posiblemente se deberá pensar en implementar "El Ladrillo 2.0" como solución (1).


Será importante mirar si la izquierda dura y joven que ha tomado el poder será capaz de hacer lo que hizo la derecha dura y joven cuando -hace 50 años- se tomó el poder, en su turno...


(1) "El ladrillo, considerado por muchos la base de la política económica del gobierno militar. El prólogo fue escrito por el economista Sergio de Castro y futuro Ministro de Hacienda del gobierno militar entre 1976 y 1982, quien tuvo una activa participación en la elaboración del documento. Este programa económico alternativo, surgió como respuesta al proceso de descomposición económica que vivió Chile durante los primeros años de la década de 1970. Además de los ya mencionados economistas, contó con la participación de Pablo Barahona, Sergio Undurraga Saavedra y Emilio Sanfuentes. El propósito principal fue formular una política económica que fuera aplicada por cualquier gobierno y que consultara medidas de emergencia, de corto y mediano plazo. En él se realizó un diagnóstico de la economía del momento, caracterizada por ser cerrada, regulada, inflacionaria y desequilibrada en su balanza de pagos. En cambio, los autores plantearon la necesidad de liberar los precios internos, disminuir el volumen del sector publico, financiar el sector fiscal y las empresas públicas, fijar un tipo de cambio realista, bajar los aranceles externos, formar un mercado de capitales, modernizar la agricultura, abrir el mercado de tierras e instaurar una política de descentralización comercial, monetaria, fiscal y tributaria, además de la previsión y la seguridad social.

Semanas después de finalizada la redacción de El ladrillo, se produjo el golpe militar, el 11 de septiembre de 1973, por lo que el nuevo gobierno ya contaba con un programa económico elaborado por especialistas, quienes posteriormente formaron parte del equipo asesor, ya fuera como ministros, subsecretarios de Estado o consultores." Memoria Chilena.

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