Hoy asume el mando un nuevo gobierno en Perú, en la fecha de sus 200 años de declaración de independencia, con el Acta de la Independencia que determinó su proclamación para el sábado 28 de julio de 1821, en la Plaza de Armas de Lima, y sellada con la Batalla de Ayacucho, el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio administrativo virreinal hispánico en América del Sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua en Ayacucho,Perú, el 9 de diciembre de 1824., comandada por el Mariscal de Ayacucho, Sucre.
¿Cómo salir del enredo actual del Perú y reencontrarse con sus raíces?
Quizá es bueno mirar lo que representa este 28 de Julio: un día que cuando se lo pasa en Lima o en Perú en general, con amigos y/o familia, se lo siente hasta el alma, aunque uno no sea peruano: es el sentimiento universal que se siente en favor del festejo de la libertad en hermandad.
Esto se lo siente con cariño; es más, con un cariño maduro, de esos que se aprecian pasado el tiempo, aunque uno haya nacido orgullosamente Ecuatoriano, crecido -sin conocerlo- de espaldas al bello Perú -como todo Ecuatoriano que se educó y creció en medio de varias guerras, o escuchó de guerras en las cuales participaron sus padres y abuelos frente al Perú-.
Es más todavía; el sentimiento mutuo de la libertad en festejo para todos los que peleamos en sus momentos las mismas guerras de libertad en conjunto y aunque uno se haya desarrollado personalmente en Chile, donde se reside, y donde cada vez que se pasa por el Metro Los Leones, se observa la huella de los trofeos de otra guerra entre países hermanos pero ambos, igual independientes bajo la misma sangre, festejada por los Andes en Lima, al encontrarse el Sur, el Centro y el Norte de América del Sur Andina para los festejos, con Bolívar, Sucre, y O' Higgins en estas fechas, junto a San Martín.
El 28 de julio se celebra, desde toda América, la declaratoria de independencia por Don José de San Martín, cuya acta se la firmó previamente, el 15 de julio de 1821 en Lima.
En homenaje a Perú, desde Chile, y desde la mayor actual hermandad libertaria ecuatoriana, que es la misma de nuestros orígenes en el AD@+ libertario, reproducimos aquí las letras -en pleno- del artículo de Antonio Yakcich Furche (presidente del Instituto O’Higuiniano), que nos llevarán a recordar cómo estábamos unidos al inicio de nuestra independencia, y cómo estamos unidos hoy, así como estaremos unidos para mantener dicha independencia por siempre: Venezolanos, Colombianos, Ecuatorianos, Peruanos, Chilenos, Bolivianos, y todos los Andinos que compartimos el mismo sueño, como se muestra a continuación:
PERU Y SU RAIZ REAL LIBERTARIA CENTRADA EN EL VERDADERO ESPIRITU ANDINO
O’Higgins y Simón Bolívar Autor: Antonio Yakcich Furche (presidente Instituto O’Higuiniano) No cabe duda que entre los prohombres de la independencia de Hispano América, se encuentran Bernardo O’Higgins y Simón Bolívar, dos señeros libertadores del continente que a través de su accionar, dieron vida y concretaron el largo proceso vivido por las colonias en las primeras décadas del siglo XIX. Instituto O’Higginiano de Rancagua
"Las relaciones entre ambos próceres siempre fueron cordiales, pese a que algunos estudiosos han insinuado lo contrario, una enumeración breve de ciertos hechos, nos permitirá dar luz sobre la convivencia entre ellos. Cuando Bolívar desembarcó en el Callao, nuestro Padre de la Patria ya se encontraba en Perú autoexiliado, asistiendo al banquete que se desarrolló en su honor, donde los dos tuvieron elogiosas palabras de reconocimiento mutuo, materializadas en los consabidos brindis que en ese tipo de ocasiones se realizaban, de hecho Bolívar llamó a Bernardo; “El buen genio de América”. A partir de ese momento mantuvieron diversas reuniones y correspondencia, que dan cuenta como avanzó su amistad. De las cartas enviadas por O’Higgins al prócer venezolano, se registran a lo menos doce entre noviembre de 1823 y el mismo mes de 1826, en las que toca los más variados temas, en especial los relacionados con el proceso de consolidación de la independencia en Perú y en el resto de Sudamérica. Simón Bolivar Entre ellas, destaca en forma especial una fechada en Trujillo el 25 de junio de 1824, en la cual Bernardo agradece al que titula; “Mi amado general y respetable amigo”, por haberlo considerado para ocupar un puesto en el Ejército que dirigía, manifestándole; “Que consideración tan lisonjera es a un soldado araucano ser invitado a las filas de sus bravos hermanos de Colombia”, agregándole al término de la misma; “No perderé un momento en tomar mis medidas y procurarme los caballos y mulas precisas para moverme, y en el instante en que los obtenga, procederé al Cuartel General a colocarme a su disposición”. La carta daba respuesta al ofrecimiento que le había hecho Bolívar al escribirle textualmente lo siguiente; “Antes de ahora yo me tomo la libertad de indicar a usted mi deseo de verlo entre las filas del Ejército Libertador. Un bravo General como usted, temido de los enemigos, y experimentado entre nuestros oficiales y jefes, no puede menos que dar un nuevo grado de aprecio a nuestro ejército”. Por cerca de 30 días Bernardo marchó a su encuentro desde Trujillo, reuniéndose con él en Jauja luego de una penosa travesía. El 20 de agosto de ese año, fecha del cumpleaños de nuestro héroe, el Libertador Bolívar dictó una resolución mediante la cual lo nombraba; “General de los Ejércitos de la Gran Colombia e integrante del Gran Consejo de Generales del Ejército Unido Libertador”. No hay claridad del porqué luego de dicho nombramiento y del ofrecimiento de mandar una parte del Ejército, Bolívar no lo concretó, solo existen conjeturas al respecto. La primera de ellas se inspira en razones políticas, básicamente en el hecho que no lo integró en forma definitiva, por no afectar sus relaciones con el gobierno de Freire, a quien se le pedía el envío de refuerzos desde Chile. La otra cae en el terreno personal y no necesariamente debería ser cierta. Se basa en que Bolívar no habría querido incluir dentro de sus fuerzas, a un líder de las características de O´Higgins, quien gozaba ya de un merecido prestigio continental como Libertador. Pese a lo anterior, permaneció a su lado durante parte del desarrollo de la campaña. Simón Bolívar, al evidenciar el alargamiento de la misma y presumiendo que su desenlace final no se daría aún, regresó a Lima, al igual que Bernardo, por lo que ninguno de los dos estuvieron presentes en el importante triunfo patriota al mando de Sucre, sobre las huestes realistas en Ayacucho. Batalla de Ayacucho Poco tiempo después se celebró en la capital peruana un banquete de celebración de la victoria, oportunidad en la cual se produjo la siguiente anécdota entre los dos Libertadores. O’Higgins llegó a dicha cena vestido de civil, por lo que Bolívar le consultó por qué concurría de paisano, contestándole el inmortal chillanejo lo siguiente; “Señor, la América está libre. Desde hoy el General O’Higgins ya no existe; soy sólo el ciudadano particular Bernardo O’Higgins. Después de Ayacucho, mi misión americana está concluida”. De cualquier forma, no hay duda que Bolívar le manifestó permanentemente a O´Higgins su aprecio y consideración, demostrado no solo en las oportunidades en que convivieron juntos, sino además, en la correspondencia que mantuvieron. Otra clara demostración de su aprecio, se evidencia en diversos regalos con que lo agasajó mientras permaneció en Perú, como un lujoso bastón con la inscripción “S. Bolívar a B. O´Higgins 1824”. También un retrato de él mismo, que Bernardo mantenía en la habitación principal de la casa patronal de su hacienda Montalván, sobre las puertas de acceso a los dormitorios de él y su familia, y finalmente, un caballo muy querido por Bernardo, llamado “Huamanguino”, el que solía montar en sus diarios recorridos por la hacienda. El paso de los años y la pátina del tiempo, dejan al descubierto los hechos que conforman la historia, de la cual se desprende que los dos, con las cualidades y defectos propios que forman parte de la personalidad de los seres humanos, merecen indudablemente, formar parte de la galería de hombres ilustres, que con su ejemplo iluminan a las nuevas generaciones de patriotas, en el cono sur de nuestra América."
Poco tiempo después se celebró en la capital peruana un banquete de celebración de la victoria, oportunidad en la cual se produjo la siguiente anécdota entre los dos Libertadores. O’Higgins llegó a dicha cena vestido de civil, por lo que Bolívar le consultó por qué concurría de paisano, contestándole el inmortal chillanejo lo siguiente; “Señor, la América está libre. Desde hoy el General O’Higgins ya no existe; soy sólo el ciudadano particular Bernardo O’Higgins. Después de Ayacucho, mi misión americana está concluida”.
Al parecer, las raíces de los ejércitos nunca deben dejar de estar alertas, ni dar por terminada la misión americana, aunque pasen dos siglos de una declaración, y casi 200 de una victoria final libertaria, inicial, pues la libertad se cuida día día, en paz, de civiles y de uniforme, como paisanos, o como hermanos, sobre todo con diálogo, sin perder el ADN@+ libertario, jamás y bajo ninguna circunstancia.
Éxitos al Perú, en este Bi-Centenario, y a esperar que su proceso se reencuentre con sus raíces reales, y brinde un país más sólido, como siempre hemos querido todos que sea nuestra identidad desde lo ADNino!
Roberto F. Salazar-Córdova
ADN@+ Diálogo Hexagonal
VIVA LA LIBERTAD!
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